Los Incas




El origen de los incas se pierde en la leyenda. De acuerdo a la historia que ellos contaban, el Dios Sol creó al primer inca, Manco Cápac, y a su hermana y a la vez esposa, Mama Ocllo, en la Isla del Sol del Lago Titicaca. Esta primera pareja fue la encargada de llevar la civilización a todos los pueblos bárbaros que habitaban entonces el territorio peruano. A ellos les sucederían luego doce reyes o Incas, con los que concluiría la primera etapa imperial, que abarca hasta la muerte del último rey legendario, Viracocha Inca.

Con el gobierno de Pachacutec Inca, a mediados del siglo XV, se inicia la expansión del imperio, que apoyado en la fuerza militar creció mucho más allá de su asentamiento original en el Valle del Cuzco. Esta política de expansión y conquista fue seguida por sus sucesores, hasta alcanzar su máxima extensión en los años del Inca Huayna Cápac. Para entonces el imperio llegaba hasta las tierras del Pasto, al sur de la actual Colombia, y por el sur hasta el río Maule, que marcaba la frontera en el centro del territorio chileno.

Los incas asimilaron técnicas y tradiciones de los pueblos conquistados y crearon luego otras nuevas. Fueron grandes constructores y llenaron su territorio de santuarios, fortalezas, palacios, tumbas, caminos, puentes colgantes, túneles, refugios viales y terrazas para la agricultura.

Sus dioses principales fueron Viracocha, divinidad creadora, la Luna, Venus, el arco iris, el rayo, las cumbres y cerros. El Sol era la divinidad principal y el origen y símbolo de la dinastía real. El Rey o Inca, era considerado un auténtico hombre – dios, y bajo su autoridad se desarrollaban todas las actividades tanto en la guerra como en la paz.

Esta autoridad y disciplina que regían la vida del pueblo hicieron posibles una eficacia y un orden que llevaron a la prosperidad y al crecimiento del imperio. Estaban organizados de tal forma que desde la capital, Cuzco, se decidían los destinos de las cuatro grandes regiones o suyos, que se regían por un gobernador y estaban comunicadas por una compleja red de caminos.

El imperio de los incas se dividió, a la muerte de Huayha Cápac, entre su legítimo heredero, Huáscar, y su hermanastro Atahualpa. En el año de 1530 ambos hermanos se enfrentaron, pues deseaban la posesión y posterior unión de todo el imperio. Poco después de que Atahualpa derrotara a Huáscar llegaron a Perú los españoles.

La agricultura era el alma del imperio inca, ella determinaba todo. La unidad social básica era el ayllu, integrado por un clan de familias que tenían una dotación de tierra comunal. Todos los incas pertenecían a uno u otro ayllu, y cada uno de éstos era regido por un jefe electo y un consejo de ancianos. Los integrantes de cada ayllu primero cultivaban conjuntamente las tierras asignadas al Inca, o sea las tierras del estado, y luego las tierras del sol, o sea de la religión. Los productos de este trabajo se almacenaban en grandes canastas, para ser distribuidos entre la población en épocas de guerra o de escasez. Terminada la labor en estas tierras, cada agricultor trabajaba la porción de tierra que le era asignada de acuerdo al tamaño de su familia. El maíz, la papa, el camote y el frijol constituían la base de la alimentación del pueblo, aunque también se cultivaban otras especies, tales como la manioca, el cacahuate, la piña, el cacao, el aguacate y el chile.

La agricultura se practicaba en terrazas que los indios construían con piedra y lodo y bajo la dirección de arquitectos. Su construcción requería gran cantidad de trabajo, pero era una necesidad, ya que la cantidad de terreno plano era muy limitada, y los valles de los Andes, son profundos y estrechos. El riego fue muy importante para la producción agrícola, y el agua era conducida desde ríos y arroyos a través de canales de piedra hasta los campos de cultivo.

Los ayllus, además de su dotación de tierra, poseían un rebaño de llamas. Las llamas eran usadas para transporte de carga, además de que su lana se usaba para tejer gruesas mantas, hacer cuerdas y sacos de carga y diversas prendas de vestir, su carne se consumía después de ser secada al sol, y su estiércol se usaba como combustible.

Del tejido de la lana se ocupaban tanto hombres como mujeres, aunque las prendas más finas eran realizadas por estas últimas. La lana se teñía de diferentes colores y se hilaba. Una vez formado el hilo, se procedía a formar las telas en telares llamados de cinturón, en los cuales la parte superior se ata a un árbol o poste y el cinturón o banda se pasa por la espada del tejedor. También trabajaban así el algodón, y las lanas de alpaca y vicuña, que son más finas. Los artículos de lana eran reunidos y se distribuían en el ayllu de acuerdo a las necesidades de sus miembros. Lo que quedaba se almacenaba en los depósitos oficiales.

El quipu fue lo que más se aproximó en los incas a la escritura. Consistía de un cordel principal del cual colgaban muchas cuerdecillas de colores con nudos espaciados. Estas cuerdas se usaban para registrar números de acuerdo a un sistema decimal, ya que los nudos representaban números. Con cada gobernador o funcionario estaba un intérprete de cuerdas con números. Con cada gobernador o funcionario estaba un intérprete de cuerdas con nudos, el cual hacía los nudos y tenía que recordar lo que contenía cada quipu. Por ejemplo, podía contener información sobre el número de hombres, de mujeres, de llamas, de prendas de lana, etc., de los territorios dominados.

Las ruinas de Machu Pichu fueron descubiertas en 1911. Machu Pichu se encuentra ubicado entre dos altos picos, lo cual facilitó que se hiciera de ella una ciudad fortificada. Es una ciudad monumental, imponente e impresionante, que contiene varios estilos arquitectónicos. Su población se distribuía en barrios, y en ella había desde palacios reales hasta albergues para la gente común. Todas las casas estaban techadas con zacate. Las duras pendientes que rodean a la ciudad están suavizadas por la construcción de terrazas agrícolas. Machu Pichu constituye un atrevido ejemplo de planificación urbana, y sus ruinas, que sobreviven a los siglos, son una muestra de la grandeza que alcanzó esta cultura.

La disputa por el remo llevó a la guerra a los dos sucesores de Huayna Cápac. La guerra civil duró cinco años. En la batalla final fue derrotado y hecho prisionero. Poco después, el 13 de Mayo de 1532, Francisco Pizarro llegó a las costas del Perú y tomó como prisionero al Inca Atahualpa, exigiendo por su rescate una cuantiosa fortuna en oro. Este rescate fue pagado, pero Pizarro, quien fue famoso por su crueldad, no cumplió su palabra, y juzgó y condenó a muerte a Atahualpa, el último Inca, el 29 de Agosto de 1533. Dos años después, el imperio inca quedó totalmente sometido.



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