Mundos subterráneos





Las grutas y las cavernas siempre han intrigado al ser humano, quien las ha visto con veneración y temor. En tiempos recientes, la espeleología – o estudio de las cuevas – nos ha permitido conocer algunos de los paisajes más extraños y fascinantes de la naturaleza. El origen de las cuevas es diversos: la erosión del mar en la costa, la de los ríos en una pared rocosa, el flujo del agua bajo los glaciares o la lava de los volcanes. Pero la principal causa de formación de cavernas es el agua de lluvia combinada con el bióxido de carbono, que disuelve la roca caliza al filtrarse en el suelo. En las zonas más húmedas, el agua forma entonces cavernas, ríos subterráneos, grandes pozos y depresiones en el terreno, o bien profundos barrancos de paredes verticales. Dentro de las cavernas, la acción del agua, a lo largo de miles de años, crea agujas que cuelgan de los techos (estalactitas) y postes que se levantan desde el suelo (estalagmitas), además de cortinajes, columnas, cristales, pozas y fuentes. Las áreas más favorecidas para la existencia de estos mundos subterráneos son las que cuentan con grandes capas de roca caliza, clima cálido y abundantes lluvias. En México, hay extensas zonas con estas características, que convierten al país en uno de los lugares más importantes del mundo para la exploración de cuevas; algunas de estas zonas son: la Sierra Madre Oriental, Chiapas, la península de Yucatán y grandes porciones de Guerrero, Oaxaca, Querétaro y Puebla.


Cacahuamilpa.
La más conocida de las grutas mexicanas, forma parte de un conjunto de cavernas situadas en el norte del estado de Guerrero, por las que antiguamente corría un río. Hace miles de años, la corriente del río formó un enorme conducto de casi 2 km de largo, 100 m de anchura y más de 60 m en algunas partes. La caída de gigantescas rocas del techo y la disolución de la roca caliza creó una vasta cavidad con grandes estalagmitas, que llegan a alcanzar más de 30 m de altura. Bajo esta caverna hay dos grutas por donde corren los ríos Chontalcoatlán y San Jerónimo, que emergen en Dos Bocas, donde nace el río Amacuzac.

Grutas del Noreste.
Tamaulipas y Nuevo León conforman una región con importantes grutas, como las de García que tienen numerosas estalactitas y estalagmitas; a ellas se llega por medio de un funicular. También destacan el Gavilán, un enorme pozo natural inundado que se localiza en medio del desierto; las grutas de Bustamante, llamadas también del Palmito, que contienen uno de los salones subterráneos más grandes del país, en el que podría caber un estadio pequeño, y finalmente el Sistema Purificación, una red de cavernas, la más larga de México, que alcanza una profundidad de 955 m y tiene más de 85 km de pasadizos.

Sistema Huautla.
Un sistema es una red de cavernas con varias entradas que se comunican bajo tierra. Las montañas con depósitos de roca caliza de gran espesor favorecen este tipo de cuevas. En la meseta de Huautla, las aguas de lluvias y arroyos se filtran bajo tierra a través de grietas, formando profundos tiros verticales y cascadas subterráneas. En las partes más bajas, se han inundado partes de las cavernas que sólo pueden ser atravesadas con equipo de buceo. Hasta hoy se conocen más de 50 km de galerías y se ha llegado hasta los 1491 m bajo tierra. Esta caverna es la más profunda de México y el continente americano.

Cuevas de Tlacotenco.
Aunque la mayor parte de las cuevas se forman en terrenos calizos, también hay algunas de origen volcánico. Generalmente se trata de conductos por los que en tiempos antiguos fluían lava candente y gases: al enfriarse la lava se convirtieron en cuevas. Las cuevas de Tlacotenco en las cercanías de Tepoztlán, en el estado de Morelos, son el ejemplo más impresionante de este fenómeno. Una red de túneles de 10 km de largo y más de 200 m de profundidad es lo que se conoce hasta ahora, aunque aún no ha terminado la exploración de esta cueva, situada debajo de las lavas del Suchiooc, un pequeño cono volcánico localizado en la vertiente sur de la sierra del Ajusco.

Sistema Nohoch.
Es una extensa red de cavernas inundadas que se localiza en el estado de Quintana Roo, cerca de la costa del Caribe. Por sus numerosas estalactitas y formaciones calcáreas, sabemos que la gruta estuvo seca por cierto tiempo. En general, las grutas debieron formarse en la era glacial, cuando el nivel del mar era más bajo. Al finalizar esta era, el mar subió inundando las cavernas. Grupos experimentados de buceo han explorado esta red y han descubierto más de 23 km de pasadizos, lo que la convierte en la caverna subacuática más larga del mundo, de ahí el nombre de Nohoch, que en la lengua maya significa “muy grande”.

Sótano de las Golondrinas.
Los sótanos son grandes pozos naturales que se forman en terrenos calizos con grietas y corrientes subterráneas. El más famoso es el Sótanos de las Golondrinas, localizado cerca de la población de Aquismón, en San Luís Potosí. Se trata de un gigantesco pozo en forma de campana, con una boca de más de 50 m de diámetro. Desde la parte más alta hasta el fondo hay 376 m de altura, y después una caverna secundaria que desciende hasta los 500 m bajo tierra. Las paredes del pozo están cubiertas por nidos de vencejos, pericos y golondrinas que salen por millares cada amanecer. Se le considera una de las cavidades más hermosas y espectaculares del mundo.

Cenotes de Yucatán.
Los cenotes o dzónot en maya, son pozos inundados que se forman por la disolución de roca caliza en lugares con corrientes subterráneas. En el estado de Yucatán existen muchos cenotes que abastecen a las comunidades campesinas del agua que no encuentran en la superficie. Algunos son famosos por estar situados cerca de antiguas ciudades mayas, como en Chichen Itzá y Dzibilchaltún; otros porque contienen lagunas subterráneas, como en Dzitnup; algunos forman parte de sistemas cavernarios en los que se puede bucear, como el cenote de Timul. Son depósitos de agua que duran todo el año y permiten el abastecimiento de poblaciones.



Fuente: Bancomer – Álbum de la Naturaleza de México, p. 10 – 11.

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