Al final del día. Harry Redknapp





Supe que lo lograría como entrenador cuando conseguí el ascenso con el Bournemouth, en 1987. Fue la primera vez en toda su historia que llegaron a la Segunda División. Eso me dio mucha confianza, especialmente cuando pude ver que los jugadores me respondían.


Fui muy feliz en el Bournemouth. ¡Ni siquiera teníamos campo de entrenamiento! Íbamos al parque y el vigilante nos corría de ahí. Durante la pretemporada el club no nos daba comida, así que iba al supermercado, compraba seis baguettes, jamón y queso, y los preparaba yo mismo. Me acuerdo que los llevé al norte para un par de partidos: todo el equipo se subió a un pequeño camión que yo conduje. Jugábamos el miércoles en York y el sábado en Darlington, así que le pregunté al presidente si nos podíamos quedar por la zona, pero tuve que buscar un hostal barato en los alrededores. Todos compartieron habitación. Ganamos ambos juegos y cantamos en todo el trayecto de regreso.

El día en que el futbol rompió mi corazón fue cuando escuché que muchos jugadores del Manchester United habían muerto en el desastre aéreo de 1958, en Múnich. Cinco días antes, yo había estado en las gradas con mi papá para ver el último encuentro (de liga) de aquel gran equipo, cuando vencieron 5 – 4 al Arsenal, en Highbury. Tenía 10 años y vi al gran Duncan Edwards. Él estuvo hospitalizado dos semanas tras el accidente y pensé que sobreviviría, así que fue muy triste cuando murió.

El momento en que me sentí más orgulloso fue cuando salí al Bernabéu y al San Siro como entrenador del Tottenham, en la Champions League. ¡Vaya que se sintió como algo muy lejano a mi época en el Bournemouth! Te plantas ahí y piensas: “Esto es demasiado bueno”.

Mi juicio fue un momento horrible. Quedé muy decepcionado con la policía y el cómo procedió, pues fue realmente una desgracia. Allanaron mi casa como a las 5 A.M, mientras yo estaba en Alemania viendo un juego. Mi esposa, Sandra, se quedó ahí sola y, de repente, la alarma comenzó a sonar. Pensó que era la sirena antirrobo y estaba aterrorizada. Cuando abrió las puertas entraron todos estos policías y fotógrafos. Pensó que yo había sufrido un accidente de avión. Registraron mi casa; sólo Dios sabe qué estaban buscando.

Si pudiera cambiar una cosa en el futbol, sería el comportamiento de los aficionados. ¡Los insultos son terribles! Solía ir con mi papa a ver al Arsenal, Millwall, West Ham y nunca había ofensas, nadie le gritaba groserías a los contrarios. En estos días, no dejaría que mis nietos fueron a ver al Queen Park Rangers en Southampton, no me gustaría que escucharán cómo la gente me llama p**o todo el partido.

De no haber sido por el futbol sería estibador. Mi papá lo era y yo lo habría acompañado. No podía hacer nada más. Dejé la escuela inconclusa.

Estaría perdido sin mi esposa. Hemos estado juntos durante 50 años. Aparte de eso, no soy alguien materialista; sólo me gustan las personas y los animales. Amo a mis perros. Cuando salgo de casa a las 4:30 A.M, me aseguro de alimentar a las aves. Es tonto, pero así soy. No me importan los bienes materiales. Tengo una gran casa ahora, pero crecí en una pequeña.


Fuente: Four Four Two México Año 2 #9 Febrero 2015, p.22.

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