Hiram Bingham. Más allá de las nubes

Desligándonos un poco de la parte deportiva, que es lo esencial de los Juegos Panamericanos, es momento de compartir un viejo artículo en donde se puede conocer un poco más del explorador que descubrió la sensacional zona arqueológica de Machu Picchu, Hiram Bingham, de quién podrás conocer más a continuación, en las siguientes líneas.

Para el mundo, la ciudad de Machu Picchu emergió de entre la densa vegetación y la niebla el 24 de julio de 1911. The New York Times lo llego a considerar el mayor descubrimiento arqueológico de la época, en reconocimiento al tesón de un obstinado profesor de Historia Latinoamericana de la Universidad de Yale que, en compañía de un guía local, dio con el paradero de la majestuosa ciudad perdida de los incas, convencido de ser el primer extranjero en contemplar el yacimiento andino.

Rumbo a Vilcabamba.
Natural de Honolulu, Bingham heredó de su padre a pasión por el montañismo que, sumada a su profundo conocimiento de la Historia de Sudamérica, no llevó a emprender tres expediciones financiadas por su universidad para en un inicio buscar la ciudad perdida de Vilcabamba, empeñado en encontrar el rastro arqueológico de los incas. Tras una travesía de cinco días desde Cuzco, con la compañía de unos niños nativos que lo ayudaron a completar el último tramo de ascensión, Bingham descubrió Machu Picchu, la ciudad sagrada erigida por Pachacútec en la segunda mitad del siglo XV. En los años sucesivos regresaría hasta en dos ocasiones para proceder a los primeros trabajos de excavación, llevándose consigo a Yale numerosos hallazgos que aún hoy son motivo de disputa entre el gobierno peruano y las autoridades universitarias. Es imposible saber si Bingham fue en realidad el primer foráneo en avistar las ruinas de Machu Picchu; de hecho, hay indicios de que un explorador alemán, Augusto R. Berna, pudo habérsele adelantado en 1867. Sea como fuere, la ciudad andina era a un argumento de mil leyendas cuando Bingham la visitó por primera vez y el hallazgo tuvo un enorme impacto internacional, poniendo de moda el legado de las culturas precolombinas y muy especialmente del mundo inca. El investigador que abandonaría su carrera académica para dedicarse a la política en los años veinte, fue una figura clave en la difusión global del hasta entonces muy mal conocido horizonte cultural andino.


Fuente: Muy Interesante Historia. Civilizaciones desaparecidas, Ed. GyJ Televisa, p. 25.









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