Las primeras sociedades

Las luchas de parejas, tanto en relevos sencillos como en team match, fueron sin lugar a duda la modalidad de enfrentamiento más importante en la década de los 50. El dinamismo y la emoción que generaba el acoplamiento de dos luchadores para vencer a sus oponentes, formó a varias de las parejas inolvidables en la lucha libre.


Gori Guerrero y El Santo hicieron equipo por primera vez a finales de 1944. Fue tal su acoplamiento, fundado en una impecable combinación de salvajismo y buena técnica, que terminaron ganándose el mote de la “Pareja Atómica”. En su primera lucha como pareja derrotaron de manera veloz, brillante y contundente a Jack O’ Brien y Bobby Bonales. Del mismo modo, vencieron de manera soberbia a las mejores duplas de la época como Chico Casasola y Bobby Bonales, Los Hermanos Shadow, Tarzán López y Enrique Llanes, entre otros. Pocas veces perdieron, pero cuando lo hicieron, vendieron caro su derrota. En 1953 Gori Guerrero se fue a realizar una larga temporada a Estados Unidos, dejando a la “Pareja Atómica” sin el más fuerte de sus integrantes. De modo que El Santo tuvo que buscar otros prospectos para hacer dupla en esta clase de enfrentamientos.

Cavernario Galindo formó la “pareja infernal” con Wolf Rubinski en 1949. Tras la salida de Rubinski de la EMLL, Cavernario Galindo se asoció con Black Shadow y juntos vencieron a varios rivales. La fiereza del Cavernario combinada con la técnica y el carisma del enmascarado negro los convirtieron en una de las duplas más aclamadas a inicios de los 50. Parecía una pareja sólida e invencible, pero la dolorosa derrota del 19 Aniversario, a manos de Tarzán López y Henry Pilusso, trajo diferencias irreconciliables entre ellos, a tal grado que se diluyó esta asociación.

Posterior al rompimiento de la pareja de Cavernario y Shadow, El Cavernario se unió a El Santo formando la tercera “pareja infernal”. A su vez, Black Shadow formó lo que posiblemente ha sido la mejor dupla en la lucha libre mexicana: Los Hermanos Shadow; integrada por Blue Demon y Alejandro Cruz Ortíz. Después El Santo hizo pareja con El Espectro, ya que este luchador era considerado como uno de los más rápidos de la lucha libre de mediados de los años 50’s.

El domingo 21 de Noviembre de 1954 se presentó por primera vez la pareja ruda de los Hermanos Sito (conformada por Manuel Robles y Sugi Sito) derrotando a la poderosa pareja formada por Enrique Llanes y Joe Marín. El 5 de Diciembre del mismo año se programaron en la lucha estelar para enfrentar a una pareja todavía más difícil, la conformada por Blue Demon y Tarzán López. Pero esta vez, en un impresionante match, la pareja técnica se llevó la victoria. Sito logró vencer en la tercera caída a Blue Demon, mientras que Tarzán López había derrotado a Manuel Robles, así que quedó mano a mano con el oriental. Finalmente, fue Tarzán quien logró alzarse con la victoria. El sábado 25 de Diciembre de 1954 Sugi Sito y Manuel Robles enfrentaron a Cavernario Galindo y El Verdugo. En esta sangrienta y emocionante lucha, Cavernario y El Verdugo vencieron.

A mediados de los años 50, había un luchador que estaba picando piedra en las luchas preliminares; poco a poco, la calidad y buena técnica de Chicho Casasola lo hicieron escalar peldaños. Fue tal su ascenso que llegó a formar pareja con El Santo, convirtiéndose en uno de los equipos más letales. El domingo 11 de Diciembre de 1955, en La Arena Coliseo, se enfrentaron a Bobby Bonales y El Gladiador. La pareja de El Santo y Casola fue aplastante e hicieron de este match otro más en el que los aficionados llenaron de júbilo La Arena Coliseo. Bonales y El Gladiador se defendieron con valor y entrega, pero no pudieron más que rendirse ante la apabullante superioridad de los vencedores.

El viernes 16 de Diciembre de 1955 se enfrentaron El Santo y Chico Casasola contra Blue Demon y Black Shadow. Los Hermanos Shadow se batieron heroicamente, pero perdieron contra El Santo y Casasola. Según la nota de Antonio Andere en La Afición del sábado 17 de Diciembre de 1955: “Fue sensacional el combate y resultó impresionante la reacción de El Santo y Casasola […] en una forma que volvió loco al público”. En la caída decisiva, cuando la lucha estaba más cerrada y tremenda, El Santo y Casasola trabajaron al alimón y se alzaron con la victoria.

El 4 de Marzo de 1956 hicieron pareja, por primera vez, El Santo (Campeón Mundial Medio) y El Enfermero del Médico Asesino para enfrentar a Blue Demon y Joe Marín. Después de dividirse las dos caídas, en una lucha llena de emociones y odio, se obtuvo un apretado triunfo de los primeros cuando El Enfermero rindió a Marín palanqueando sobre los muslos. El Santo acabó con el Demonio Azul con una de a caballo (Heber Tamayo, La Afición 5 de Marzo de 1956).

Fue tan buena la impresión que dejaron en los aficionados la pareja de El Santo y El Enfermero, que Salvador Lutteroth Camou los programó el viernes siguiente contra la dupla que ya estaba teniendo muy buen acoplamiento: el tampiqueño Joe Grant y jamaiquino Dorrel Dixon, también conocido como “el Apolo de ébano”. En esta ocasión Dixon y Grant se llevaron la victoria con un triunfo increíble, ya que, cuando parecían vencidos en la tercera caída, Dixon sacó fuerzas de flaqueza y llevó a su equipo a la victoria. Esto ocurrió cuando el equipo de enmascarados sometía violentamente a sus contrincantes, Dixon estaba fuera del ring seminoqueado y Grant se encontraba tendido sobre la lona. Así pues, El Enfermero se dispuso a liquidar a Grant con un lance desde el esquinero de la tercera cuerda, pero en ese momento salió Dixon de la nada, y a mitad del vuelo atrapó a El Enfermero con un abrazo del oso que apretó con todas sus fuerzas. El Enfermero se venció, mientras tanto Grant se recuperó y comenzó a someter a El Santo y, con una espectacular, logró que se contaran las tres palmadas de rigor con los omóplatos de El Santo sobre la lona. La lucha fue dramática, los aficionados corearon y, llenos de júbilo, celebraron la victoria de los “morenazos”.

Aquella derrota y el regreso de Gori Guerrero a México hicieron que la impresionante “pareja atómica” volviera a juntarse para enfrentarse a Joe Grant y Dorrel Dixon. Esta vez, los formidables atletas de color perdieron ante El Santo y Gori Guerrero. En la primera caída Dixon se enfrascó en una tremenda batalla contra Gori, el “ave de las tempestades”, intercambiando fuertes castigos. Joe Grant, con una rana doblegó a El Santo y Dixon después de evitar una embestida aplicó un abrazo del oso a Gori y lo rindió. La segunda y tercera caídas fueron totalmente dominadas por los “atómicos”, y al final, con una variante de estrella se llevaron la victoria. Pese a la derrota, los aficionados estaban convencidos de que esta pareja de color podría convertirse en una de las mejores de esos años, pues con un poco más de coordinación y condición física, podrían vencer a cualquiera.

En Agosto de 1956, la Comisión de Box y Lucha del Distrito Federal desconoció a todos los Campeones Nacionales, debido a que los títulos que poseían permanecían “congelados” (sin exponerse) durante mucho tiempo. De esta manera quedaron vacantes todos los campeonatos de la República. La EMLL programó eliminatorias para sacar a los campeones de cada división; de este modo se desempolvaron estos cetros y fue posible ver como nuevos campeones a: El Médico Asesino en Peso Completo, Tarzán López en Semicompleto, El Santo en Medio y Jalisco González, en Welter. Como era de esperarse, entre los campeonatos que desconoció la Comisión se encontraba el de parejas, que estaba en manos de Henry Pilusso y Tarzán López. Así pues, se realizó el correspondiente torneo eliminatorio que comenzó el 17 de Mayo de 1957 con la participación de lo mejor de las parejas de la época: Los Hermanos Shadow, Tarzán López y Enrique Llanes, Rolando Vera y Dorrel Dixon, El Enfermero y Chico Casasola, Carnicero Butcher y Ray Mendoza, Sugi Sito y Huroki Sito, El Espectro y Karloff Lagarde y El Gladiador y Cavernario Galindo. Cabe mencionar que en esa eliminatoria no participó El Santo con ninguna dupla, debido a que se encontraba en una gira. Después de cinco funciones en las que una a una las parejas iban saliendo del torneo por eliminación directa, y tras enormes encuentros llenos de calidad y emoción, llegaron a la gran final Enrique Llanes y Tarzán López para enfrentar a los Hermanos Shadow. La Arena Coliseo sería testigo de esa lucha, la cual, por cierto, causó tal expectación que dicho escenario no sólo se llenó hasta el tope, sino que muchísimos aficionados quedaron frustrados por no poder entrar a presenciar este magnífico encuentro: los letreros de “agotadas todas las localidades” se tuvieron que poner desde temprano en las taquillas de la Arena. La lucha libre vivió uno de sus episodios más intensos, profundos y emotivos de toda su historia aquel viernes 14 de Junio de 1957. Cuatro grandes estaban sobre el ring, y se enfrentaban. La lucha duró una hora con cuatro minutos, pero en ningún momento la gente perdió el hilo de ella, puesto que estuvo llena de emociones y cada minuto cargado de intensidad. En el clímax de la tercera caída, Tarzán, que casi no había tenido participación en la lucha, entró y atacó fieramente a Shadow que estaba ya muy cansado . El dominio de Tarzán era total sobre Shadow, puso cinco o seis veces las espaldas planas de Alejandro Cruz sobre la lona, pero la habilidad y voluntad de Shadow lo hicieron ser el héroe en la contienda pues resistió como pocas veces se ha visto. Después entró Demon y de inmediato Tarzán lo prendió con un crucifijo, pero este logró zafarse y después repartirle varios golpes. En ese momento, Shadow entró al centro del ring y de inmediato le aplicó una suástica, pero falló en su objetivo de rendir a López. Posteriormente, Alejandro Cruz aplicó una llave con la que puso a Tarzán de cara sobre la lona, y espalda con espalda, acostado al revés, jaló los brazos y enganchó sus piernas para después apretar con todas sus fuerzas; esta fue una de las primeras veces que Alejandro Cruz aplicaba esta llave, la cual después se conoció como la alejandrina. Así logró que Tarzán se rindiera. Era el minuto 15 de la tercera caída y sólo quedaban tres de cuatro luchadores en el ring. En eso, entró Llanes, que durante dos caídas anteriores había sacado la cara por su equipo y ya estaba diezmado; sin embargo, todavía tenía las energías suficientes para repartirse golpes y llaves con Shadow; el duelo entre ambos gladiadores estaba muy parejo. La tercera caída llevaba 24 minutos cuando Llanes le aplicó una cerrajera a Shadow y lo eliminó. Demon quedaba solo para enfrentar mano a mano al “Sol de Otumba”. Ambos atacaron con una cantidad bárbara de castigos y llaves saliendo a relucir las mejores del repertorio de cada uno. Llanes, quien por cierto se desempeñaba como cerrajero, intentó vencer a Demon, de nueva cuenta, con una cerrajera. El público ya le daba el gane, pero estaba ya muy débil y no pudo apretar los suficiente para rendir al “manotas”. Llanes resistió estoicamente ante los ataques de Demon; recibía cangrejos, quebradoras, tirabuzones, pero no se rendía. Su corazón palpitaba a toda fuerza, tanto que sus latidos se escuchaban y retumbaban en toda la Coliseo, a pesar de los gritos de los aficionados. Demon aplicó un doble tirante de palanca en los brazos. El corazón y la voluntad de Llanes aguantaron el embate, pero su cuerpo y sus reflejos no dieron más, así que se rindió. El réferi, Erik Boulouff, dio un enorme salto y con un movimiento de abanico con los brazos decretó el fin de la lucha, hecho que arrancó una ovación de niveles estratosféricos. De haber habido grandes ventanales en la arena, estos hubieran estallado. ¡Había nuevos campeones!, el público lo celebraba. Al final, los gladiadores, el comisionado y el réferi estaban sobre el ring, y mientras el público ovacionaba fuertemente a los cuatro valientes luchadores los vencidos alzaron la mano de los vencedores y después se estrecharon en un abrazo deportivo reconociendo que en esa noche los Shadow habían sido superiores.

No cabe duda que esta nueva modalidad de lucha libre llegaría para quedarse, convirtiéndose rápidamente en uno de los atractivos principales del pancracio mexicano. Las más grandes figuras de la EMLL (así como las del actual Consejo Mundial de Lucha Libre) no sólo encontrarían en esta modalidad una nueva forma de dirimir sus diferencias frente a sus más acérrimos rivales sino también una grandiosa oportunidad de acoplar y combinar diferentes estilos luchísticos.



Fuente:
CMLL – 85 Años. Lucha Libre, Ed. AM Editores, p. 90 - 99.









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