Julio Ángel Olivares Merino – Un colmillo del arcoíris. Capítulo 5

Hoja e informe de sucesos rellenado y firmado por el agente de policía Shelvan Valeeh.

Comisaría Central de Umbra Nöel.

Fecha: Lunes, 2 de noviembre.

Hora: 10:45

Todo en orden… todo salvo ese cielo que sigue extrañamente cubierto, cruzado en instantes por estrellas fugaces y helechos de relámpago. Se escuchan los truenos y llueve con cierta intensidad, pero esa oscuridad es más profunda aún que la más opaca y cerrada de las tormentas. No hemos visto amanecer desde el último sábado, desde esa extraña noche de luna llena. El día parece no querer romper en el horizonte. La gente de la ciudad ya cuenta absurdas leyendas por las calles, aquéllos que se atreven a salir de sus casas. Hemos recibido más de una treintena de llamadas telefónicas en las que nos gritan que el mundo ha llegado a su fin. Alguien, al otro lado de la línea, ha llegado a referir algo sobre un extraño arco iris que se desangra en el firmamento.

Un hombre enigmático, enfundado en un traje de chaqueta con vuelos y rosa mustia en la solapa del cuello, de mirada enrejada en sombras, bajo un estilizado sombrero de copa, ha entrado en la comisaría hace poco más de cinco minutos. Al aparecer, de súbito, todos hemos dejado de atender a nuestros asuntos, como si el recién llegado hubiese hipnotizado nuestra mirada, como si, en realidad, hubiésemos adivinado su llegada poco antes de producirse.

Ha golpeado sobre la mesa de recepción con sus huesudas manos requiriendo nuestra atención. Yo mismo he acudido. Sin mediar palabra alguna ha sacado un pequeño libro del bolsillo interior de sus inmaculados atuendos oscuros y lo ha dejado sobre la mesa. Ha comenzado a manosear unas pequeñas formas doradas que parecían picos de ave. Ha sonreído mientras yo palpaba ese húmedo tomo, tan minúsculo. Es un diario, de una tal Leao Talhae, que supongo usted, comisario, ya habrá podido ojear.

Antes de marchar, ha susurrado algo apenas perceptible. Creo haber entendido “lo encontré en el bosque, junto al puente de piedra”. Probablemente haya sido eso o quizás mi constante recuerdo de lo que ocurrió hace años en tal lugar con los pequeños Liengo, Altaría y Brías. Cosas del infortunio.

Sin más, se ha dado la vuelta y ha salido de la comisaría con paso sigiloso, mientras dejaba ver unas inmensas orejas puntiagudas bajo su sombrero de copa. Antes de desaparecer, ha vuelto a susurrar, mientras temblaban las luces de la comisaría y tintineaba nuestras tazas de café.

- Durante años he abrazado a los perdidos, pero ahora hay luz en la senda. Quizás haya de dejar este lugar y volver a mi estancia de resina en mi antiguo hogar de llamas, en ese infierno. Quédense con su señora de los corazones y sus tormentos – ha dicho. Sus palabras han permanecido en el silencio de nuestro recelo durante instantes.

Como tal lo reflejo en este informe. Tal vez resulte ser sólo un loco peligroso. Jamás había visto a ese hombre en Umbra Noël… a ese hombre o lo que quiera que sea.

No me creerá, comisario, pero sobre las hojas de este extraño diario siguen apareciendo frases, como si alguien aún escribiese sus reflexiones de existencia. Lea usted esas horrendas líneas. Yo no las llego a comprender. No me atrevo, en realidad.

Fuente:

Julio Ángel Olivares Merino – Terror, Editores Mexicanos Unidos, p. 29 – 30.

La 4° parte debes leerla en el siguiente link: 

https://divinortv.blogspot.com/2020/10/julio-angel-olivares-merino-un-colmillo_17.html

El 6° capítulo y final de esta obra lo puedes checar en este enlace:

https://divinortv.blogspot.com/2020/10/julio-angel-olivares-merino-un-colmillo_19.html

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