La Nueva España

El rey de España, Carlos V, nombró a Cortés Gobernador y Capitán General de las tierras que había conquistado. Estas tierras se llamarían Nueva España.

Cortes estableció su gobierno en Coyoacán mientras se construía la Ciudad de México sobre las ruinas de la antigua Tenochtitlán.

En la reconstrucción de la ciudad trabajaron muchos indios. El gobernador la trazó, desde luego, dividida en barrios y manzanas y con todas las calles en línea recta. En el centro estaba la Plaza Mayor.

Sometido el Imperio Azteca, los demás pueblos indígenas fueron rindiéndose a los españoles.

Cortés, mientras tanto, aunque paso a paso, desplegó muchas actividades importantes.

Introdujo el cultivo de nuevas plantas y favoreció la ganadería.

Instaló los primeros ingenios azucareros que existieron en México y una fábrica de pólvora.

Fundó el Hospital de Jesús, que fue el primero en América.

Dio facilidades a los misioneros para que realizaran la evangelización de los indios y suavizaran la violencia de los conquistadores.

Cortés organizó nuevas expediciones, una a California y otra a las Hibueras (Honduras).

En esta última, al pasar por Izancanac, el Conquistador hizo dar muerte al Emperador Cuauhtémoc, que iba preso. Aquel acto, injusto y cruel, ocurrió en el año de 1525.

Para que se encargaran del gobierno, Cortés había dejado en la capital a sus lugartenientes.

Pero la pésima conducta de esas personas dio motivo a que el Rey de España las sustituyera con un nuevo gobierno, que se llamó Audiencia. Estaba la Audiencia compuesta por un presidente y cuatro oidores.

También la primera audiencia abusó de su poder, y entonces vino otra, formada por excelentes personas.

Finalmente el Rey nombró, para que gobernara en su nombre, un virrey. El primer virrey fue don Antonio de Mendoza, hombre de cualidades notables, que hizo mucho bien a la Nueva España.

Fuente:

Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo. Tercer Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 97 – 98.

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