Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad. El fin de una tradición

A mediados del siglo 2 a.C. Grecia fue dominada por los romanos, y ante el nuevo escenario los juegos fueron perdiendo importancia. Para los invasores, competir en público y sin ropa era una acabada forma de degradación personal. Con todo y eso, descubrieron que los festivales deportivos tenían importancia en la regulación de la vida social y política de la cultura griega, a la que nunca acabaron de comprender. Así, de manera paulatina permitieron la práctica de juegos menores y fundaron algunos festivales en Grecia y la península Itálica para celebrarlos.

Como anécdota, se cuenta que en una ocasión, el controvertido emperador Nerón quiso participar en la versión romana de los Juegos Olímpicos. Su supuesta especialidad eran las carreras de carros tirados por caballos. En su entrada a la pista, el carro de Nerón sufrió un vuelco y el emperador cayó aparatosamente. Con todo y eso, quiso declararse vencedor de la justa.

Exceptuando situaciones así, los romanos no entrenaban para los Juegos ni participaban en ellos. Los juegos romanos, con sus fornidos gladiadores, partían de un criterio muy diferente: eran espectáculos sanguinarios y grotescos que involucraban fieras y montajes escenográficos con el fin de divertir al público de una sociedad decadente. Los griegos enfocaban sus competencias pensando en los participantes, con su sentido de la disciplina, el perfeccionamiento y el triunfo.

Durante algún tiempo los Juegos antiguos prevalecieron en esas versiones deterioradas. Sin embargo, un importante cambio histórico habría de ponerles fin. Alrededor del siglo IV, el cristianismo estaba cobrando gran fuerza en Europa. El emperador Constantino I 'el Grande'(272-337) había sido el primero en permitir el culto de los cristianos y en su lecho de muerte él mismo se convirtió a la nueva religión. Aunque el proceso no fue uniforme, sus sucesores mantuvieron la misma política. Flavio Teodosio (347-395) se adhirió a los principios emitidos en el Concilio de Nicea (325) y se convirtió en un gran defensor de los cristianos.

En el año 380 publicó un edicto que convertía al cristianismo en religión de Estado: "Todos los pueblos deben reunirse a la fe transmitida a los romanos por el apóstol Pedro, la que reconocen Dámaso I y Pedro de Alejandría, es decir, la Trinidad Santa del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo." Eso significaba el fin de la antigua religión pagana. Como los Juegos griegos tenían una orientación religiosa (el culto a los dioses compartidos por griegos y romanos) el mismo Teodosio o su hijo Flavio Arcadio, que lo sucedió, los prohibieron definitivamente. La milenaria tradición deportiva había llegado a su fin. La nueva religión no daba ninguna importancia al deporte ni a la belleza física. Antes bien, consideraba el cuerpo una prisión y la desnudez una vergüenza. Habrían de pasar cientos de años para el resurgimiento de los antiguos ideales clásicos.

Fuente:
Muy Interesante – “Gran Libro de las Olimpiadas. De Atenas 1896 a Beijing 2008”, Ed. Televisa, p. 6 – 9.

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