Los economistas no engordan. Sufren una inflación.
Los economistas no renuncian. Se retiran del mercado.
Los economistas no piden. Demandan.
Los economistas no engordan. Sufren una inflación.
Los economistas no renuncian. Se retiran del mercado.
Los economistas no piden. Demandan.
Una flecha en el aire tiró Cupido, y la tiró jugando —cielito lindo—