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Del nacionalismo árabe al fundamentalismo islámico. Avance del conservadurismo

El prestigio de los Estados nacionalistas comenzó a decrecer. Crearon estructuras clientelares, de partido único, con hegemonía militar. Fue frecuente la corrupción y no hubo avances democratizadores. Las diferencias entre los Estados nacionalistas y las monarquías conservadoras se fueron atenuando. En todos se produjo, además, el fracaso de la modernización: en términos políticos, por la pervivencia del autoritarismo; desde el punto de vista económico, motivado por la incapacidad de salir del subdesarrollo.

¿Cómo era la Gran Mezquita de Sevilla?

Era el año 1172 cuando Ahmad ibn Basu, conocido como "El príncipe de los alarifes", comenzó a edificar la mezquita almohade de Sevilla -convertida hoy en catedral-, de la que en la actualidad sólo se conservan el Patio de los Naranjos y el alminar llamado Giralda. En 1182 se dieron por finalizadas las obras y oficialmente se inauguró, aunque en realidad había partes que no estaban construidas. En 1198 ya se había completado un edificio tosco y sobrio, muy diferente a la cercana mezquita de Córdoba. El templo constaba de una planta rectangular que ocupaba unos 15,500 m2; alrededor del 60% de ese espacio estaba destinado a la sala de oración; el 40% restante lo ocupaban el patio y los pórticos. La zona de rezo incluía diecisiete naves separadas por arquerías de doce vanos. El patio sevillano estaba rodeado por pórticos de doble crujía en los lados Este y Oeste, y uno sencillo en el Norte, donde se abría la puerta principal, la actual Puerta del Perdón. La vida musulmana de la mezquita fue en realidad breve, porque en 1248 se consagró como catedral. En 1433 comenzó a ser paulatinamente destruida, mientras se iba construyendo el nuevo templo gótico. La torre superviviente fue modificada durante el Renacimiento, cuando se incorporó en su cúpula el conocido giraldillo.

Mahoma. La partida del Profeta

Era ya el décimo año del Islam, a partir de la Hégira, y el aparato político y bélico de Mahoma estaba en buenas condiciones para emprender su gran proyecto: la invasión a Siria; el espíritu del profeta seguramente seguía lleno de energía, pero no así su cuerpo, por lo que él no podría encabezar esta anhelada expedición. Muchos de sus allegados sospechaban que tampoco su mente se encontraba en buenas condiciones, pues para comandar esta importante empresa desdeñó a sus experimentados generales y nombró a un joven de veinte años, Usama, quien no tenía más virtud que ser hijo de Zaid, su fiel compañero que había muerto en la batalla de Muta. Mahoma utilizó el argumento del heroísmo del padre para convencer a los generales de la justicia de su elección, y aunque ellos no quedaron muy convencidos, Mahoma le entregó su estandarte, lo que le daba el poder de mando. La columna partió una mañana y avanzó pocos kilómetros ese día, para acampar en el valle de Churf.

Mahoma. Un tratado de paz

Habían transcurrido seis años desde la Hégira y Mahoma había logrado ya la consolidación de su sistema religioso, aunque actuando más como político que como místico, pues su fuerza radicaba en su organización social y su capacidad bélica. Pero la propuesta de Mahoma estaba vinculada indisolublemente con las tradiciones del mundo árabe y éste tenía por centro a la ciudad de La Meca y a la Kaaba, por lo que el Islam no podría imponerse completamente sin asentarse precisamente en el corazón de la personalidad árabe.

Detrás del velo. Introducción

La discriminación que las mujeres sufren en los países de mayoría musulmana es consecuencia de una interpretación tendenciosa de sus textos sagrados. Desigualdad, prohibiciones y castigos coartan la libertad femenina para perpetuar el dominio del varón. 

La condición de las mujeres en el islam es difícil de definir. Hace ya casi 1,500 años, esta religión aunó fe e ideología y reorganizó a la antigua sociedad tribal árabe con nuevas leyes sobre el vestir, las relaciones, en general todos los aspectos de la vida. La "Arabia feliz" de la época de la Yahiliya -preislámica- dejó de serlo, sobre todo para ellas. El islam triunfó sobre las divinidades femeninas como Allat -dama de la guerra-, Al-Ozza -la muy poderosa- y Manat -la diosa del destino y de la muerte-. Esto no sólo significó la sumisión del ser humano a un único Dios varón, sino que supuso el sometimiento del sexo femenino bajo el masculino.

Mahoma. La batalla de Uhud

El poder de los musulmanes aumentaba constantemente, y de igual manera crecía el miedo y el odio de los coraixíes de La Meca, quienes no olvidaban la afrenta de Badr y sabían el peligro que representaba para ellos el crecimiento de las huestes del Profeta, quien tarde o temprano intentaría tomar su ciudad y someterlos a su ley. Abu Sufián había tomado el poder en la ciudad y lo compartía con Ikrima, hijo de Abu Chahl, quien también sentía un odio personal contra el Profeta y un gran deseo de venganza. Entre ambos organizaron el mayor ejército que se hubiera visto en la región, compuesto por tres mil hombres bien entrenados, la mayoría de ellos de la tribu de Coraix, aunque también de otras de las tribus que sentían la amenaza de ser avasallados por Mahoma.

Mahoma. La represión en contra de los judíos

Mas que un triunfo bélico, la batalla de Badr representó un triunfo psicológico, pues Mahoma se había convertido en el líder indiscutible de un movimiento poderoso que prometía la unificación de los árabes y la creación de un verdadero imperio por medio de la guerra, así que en todos lados se comenzaron a manifestar súbitas conversiones, y especialmente en la ciudad de Medina prácticamente todos los árabes adoptaron la religión del Islam, lo que dio a Mahoma el control político de la ciudad y comenzó a actuar más como soberano que como líder religioso, lo que molestó a judíos y cristianos, quienes ahora resultaban minorías y comenzaron a ser hostilizados por los árabes ensoberbecidos: Los cristianos aceptaron mansamente su condición de sometidos al nuevo poder, pero los judíos, que eran dueños de los mayores capitales de la ciudad y poseían cultura, comenzaron a protestar, e incluso a increpar al Profeta, pensando que éste tenía la capacidad de tolerancia que antes manifestaba, pero pagaron con su vida ese error, por lo que se creó una fuerte tensión entre las etnias, que finalmente estalló ante un incidente sin importancia, pues se trataba de una pelea callejera entre jóvenes árabes y judíos; Mahoma intervino para pacificar a los contendientes, pero declaró que los jóvenes judíos eran los ofensores y ordenó que la tribu entera a la que pertenecían debía abrazar la fe islámica como una forma de desagravio. De inmediato se reunieron los jerarcas judíos y fueron ante Mahoma para recordarle el pacto de libertad de cultos que a él mismo le había favorecido y en virtud del cual había construido su templo, pero él permaneció en su postura y puso en estado de sitio la aldea donde habitaba la tribu de Beni Qainuga, quienes estaban dispuestos a morir de hambre antes que ceder a las intenciones del Profeta, finalmente se rindieron esperando la benevolencia de Mahoma, quien condenó a muerte a todos los hombres de la tribu; pero el patriarca árabe Abdallah Ibn Ubayy Saluí quien era jefe de los Jazrachíes, intervino en su favor, por lo que el Profeta les conmutó la pena de muerte por la del destierro, además de que les confiscó todos sus bienes. La tribu judía estaba compuesta por siete mil personas, quienes tuvieron que marchar rumbo a Siria. Las armas y los bienes producto de esta confiscación fueron la base de un capital de guerra que fue de gran importancia para la expansión del Islam.

Islam. Del declive al resurgir. Vendría lo peor

La guerra ruso-turca (1877-1878) aceleró el declive con la definitiva pérdida de Serbia y de Tesalia (que se integró en Grecia), de los territorios de Bosnia-Herzegovina (ocupados por Austria), de Bulgaria (que proclamó su independencia), de Creta (que se unió a Grecia), y de la posterior desafección de Albania, Macedonia y Tracia occidental. Todo un cúmulo de factores que completó el desastre turco a finales del siglo XIX.

Mahoma. El apoyo de la espada

A partir del asentamiento en Medina y la construcción de la primera Mezquita, el Islam creció de una manera vertiginosa, pues era una ideología como hecha a la medida del pueblo árabe y representaba su entrada en la historia del mundo civilizado. Antes de este auge inusitado, la actitud del Profeta y sus principales seguidores había sido humilde, paciente y resignada; en especial, Mahoma había tenido que soportar durante trece años toda clase de vejaciones, persecuciones y atentados; pero ahora él y su gente no sólo se sentían dueños de la verdad, sino también de la fuerza, por lo que poco a poco el discurso del profeta fue cambiando, hasta que llegó a convertirse en una virtual declaración de guerra contra todos aquellos que no aceptaran su doctrina:

Mahoma. El primer templo

La entrada en Medina realmente significó para Mahoma el principio de un tiempo nuevo para él y para el mundo, pues de pronto se percibió con toda claridad que estaba naciendo un fenómeno cultural nuevo, antes de eso la propuesta de Mahoma no había sido más que una postura disidente, como muchas otras que habían surgido en la historia de los pueblos árabes y que se habían diluido o habían dejado sus huellas en esa especie de sincretismo cultural y religioso que se manejaba más como un conjunto de mitos que como una religión; pero el Islam se perfilaba como algo totalmente distinto, como la superación de todo lo anterior y la creación de una ideología nueva y de extraordinario vigor; de ahora en adelante los árabes tendrían una sólida estructura religiosa, en vez de múltiples supersticiones, tendrían un líder lúcido y carismático y tenían también su propio libro, lo único que les faltaba era el templo, lo que para aquellos pioneros de la nueva fe no era solamente el lugar físico, sino el concepto de un sitio de reunión, la sacralización de sus creencias, y sobre todo el reconocimiento público de la categoría del Islam como religión independiente del judaísmo y del cristianismo; la gran fuerza que habían adquirido en Medina les permitió conseguir la autorización para practicar su religión de manera pública y formal, lo que en términos políticos era más importante que la estructura física del templo; pero en términos psicológicos y sociales, la construcción del templo era fundamental para reforzar el sentimiento de pertenencia y solidaridad que daría lugar a un núcleo social sólido. El terreno que se pudo conseguir era un antiguo cementerio en el que habían crecido infinidad de palmeras, por lo que el primer trabajo consistió en el traslado de los cuerpos humanos, el talado de las palmeras y el desbroce del terreno. El propio Mahoma participó desde el principio en los trabajos, sin sospechar que de alguna manera estaba preparando su propia rumba, pues es ahí donde descansan sus restos, así que todavía se le llama Maschid al Nabi o "Mezquita del Profeta". La construcción original era muy rústica, los muros de tierra y ladrillo, los soportes estaban hechos con los troncos de palmeras que se encontraban en el propio terreno, y el techo con las hojas de las palmeras; sin embargo el trabajo comunitario representó una nueva actitud social por parte de la gente, pues al integrarse a la nueva doctrina y trabajar en solidaridad se rompían los antiguos vínculos tribales y se construía una nueva sociedad, por lo que todos sentían que aquel templo era el símbolo de una nueva vida.

Islam. Mayoría de edad. Selim y Solimán

Durante su gobierno en Egipto, los herederos de Saladino compraron numerosos esclavos mamelucos en Rusia y en el Mar Caspio, muchos de los cuales recibieron una esmerada educación islámica, sirviendo en las casas de las familias egipcias más acomodadas. Aquellos esclavos tan bien adiestrados prosperaron con el tiempo y lograron penetrar en los círculos de poder del reino. Finalmente, en el año 1250 se sublevaron y tomaron el poder en El Cairo, fundando la dinastía Mameluca.

Islam. Mayoría de edad. Declaración de guerra

Alarmado por aquella iniciativa, Constantino decidió enviar a varios embajadores para que intentaran involucrar a Mehmet II en un acuerdo de paz. Como respuesta, el sultán ordenó decapitar a los representantes bizantinos, lo que significó la declaración de guerra. Una lluviosa mañana de abril de 1453, los angustiados habitantes de Constantinopla comprendieron que su final estaba cerca. Durante la noche, el ejército turco había tomado posiciones frente a la ciudad. En la lejanía, entre una nube de polvo, un compacto grupo de setenta bueyes tiraba lentamente del gigantesco cañón diseñado por el ingeniero húngaro conocido como Urban.

Mahoma. Los tiempos difíciles

Durante su vida como reformador religioso, Mahoma enfrentó graves dificultades y remontó obstáculos, pero tal vez nada fue tan difícil como el principio de su apostolado, cuando tuvo que soportar algo más duro que la hostilidad o la violencia: la indiferencia, e incluso la burla de sus conciudadanos e inclusive de su propia familia. Cuando él decidió dejar de actuar en la oscuridad y el secreto y comenzar su prédica pública, la gente murmuraba y reía a su paso, o lo increpaban con bromas de mala intención, para otros él era simplemente un pobre alienado que sufría ataques y delirios en los que pretendía comunicarse con los ángeles.

Ciencia y técnica en el Islam

En su afán de incrementar sus conocimientos, los árabes tradujeron a los griegos, rescataron el pensamiento de Aristóteles y de otros pensadores clásicos, y lo transmitieron a los hombres del Renacimiento. A esa importantísima labor cultural hay que añadir las aportaciones que hizo la civilización árabe en diversas materias: matemáticas, astronomía, física, cartografía, química y medicina. En astronomía, los árabes estudiaron el cielo y el movimiento de los planetas, y ese conocimiento lo utilizaron para orientarse a través de sus astrolabios. Erigieron grandes observatorios astronómicos en Samarcanda, Estambul y en algunos lugares de la India, y nos legaron un gran número de instrumentos de observación como astrolabios, planos y cuadrantes solares. Desarrollaron de forma excepcional la geometría y la trigonometría, y sobresalieron en el álgebra.

Mahoma. El edificio de la doctrina

En el desarrollo de su sistema religioso, Mahoma no solamente hizo acopio de fe, sino también de paciencia, pues ya vistas las reacciones de la gente ante sus primeras propuestas; poco a poco, a base de reflexión, de emoción, y se dice que de revelación, Mahoma fue colocando los elementos estructurales de lo que llegaría a ser un complejo edificio filosófico, sociológico y religioso que se llamó "Islam", término que algunos derivan de la palabra Salam o Aslama, que significa "salvación", aunque otros filólogos la interpretan como "sumisión", en Occidente se acostumbra llamar "islamismo" o "mahometanismo" a la religión creada por Mahoma; asimismo, se llama "musulmán" a quien practica esta religión, lo que se deriva del árabe mus-islam que significa "maestro del Islam", término que más bien se aplica a los sabios o sacerdotes y no a cualquier seguidor de la fe islámica. Teniendo que optar por alguno de los términos, es preferible utilizar el de "Islam", y derivar de ahí "islamismo" o "islámico", pues esta nomenclatura coincide con los significados empleados por el propio Mahoma.

Islam. Mayoría de edad

En 1453, el sultán Mehmet II conquistó la plaza de Constantinopla, que desde ese momento se convirtió en la capital del Imperio Otomano con el nombre de Estambul. Sin embargo, el islam prácticamente desapareció de la Península al perder en 1492 su último bastión: Granada.

Mahoma. Comienza la difusión de la fe

No fue sino hasta que encontró la plena seguridad dentro de su alma, que Mahoma comenzó a predicar la nueva fe. Se dice que uno de los primeros conversos fue su siervo Zaid, quien pertenecía a la tribu de Kalb y había sido capturado de niño por una banda de traficantes de esclavos que pertenecía a la misma tribu de Mahoma, y por alguna negociación, este joven había pasado a ser de su propiedad; pero con el tiempo Mahoma había llegado a apreciarlo tanto que finalmente lo adoptó como hijo. Cuando Zaid aceptó el llamado de la nueva fe, se convirtió en el más fiel servidor de Mahoma y en su principal guardián. La propuesta de la nueva fe que Mahoma predicaba representaba un peligro para él y su familia, pues de hecho constituía una herejía y una traición a su estirpe, pues él descendía precisamente de los guardianes del templo de la Kaaba, por lo que era su deber la defensa de la tradición, y de ninguna manera el repudio de las antiguas prácticas, como era la adoración de los múltiples dioses; especialmente debía cuidarse de los descendientes de Abd Xams, quienes habían cultivado el odio hacia sus primos, los descendientes de Haxim, que era la estirpe de Mahoma y que siempre había tenido preeminencia sobre aquellos parientes, tanto en el sentido financiero como en el político; por lo tanto era de esperarse que al conocer la desviación herética que ahora predicaba su primo, habrían de presionar para disputar a la familia la custodia de la Kaaba y los privilegios que a ellos reportaba. El jefe de esta rama de los Coarix era Abu Sufián, quien era bisnieto de Abd Xams, quien a su vez fuera hermano de Haxim, fundador de la familia a la que pertenecía Mahoma; él era un personaje rico, ambicioso y de gran inteligencia, por lo que era un rival muy poderoso y se debía tener mucho cuidado para evitar un enfrentamiento directo con él.

La expansión del Islam

Una vez que lograron hacer de lado a los Omeya, los abasíes pusieron en pie una dinastía que abarcó cinco siglos. Fue el momento de mayor expansión del islam, en el que eminentes pensadores y artistas alumbraron una inigualable cultura árabe clásica. 

Bajo el gobierno abasí, Bagdad se convirtió en una ciudad floreciente e importantísimo centro comercial en cuyo bazar deslumbraban los rubíes procedentes de Yemen, las esmeraldas de Egipto o las turquesas de Irán. Los abasíes también mantuvieron contactos comerciales con la riquísima Constantinopla, capital del Imperio Romano Oriental, y soñaron con conquistarla algún día. De hecho, las tropas árabes intentaron tomarla sin éxito en los primeros años del islam.

Mahoma. Kadidja, la compañera

El primer viaje que realizó entusiasmó tanto al joven Mahoma que a partir de ahí se convirtió en un activo comerciante y acompañó a sus tíos en varios viajes; cuando tenía dieciséis años marchó al Yemen con su tío Zubair, aunque en esta ocasión no era una mercancía común la que llevaban, sino armas para abastecer a la tribu de los kiraníes, quienes luchaban contra los Hawazin, siendo éste el primer contacto de Mahoma con la guerra, lo que también puede considerarse un antecedente formativo, pues el Islam no solamente se diseminó con la fe y el Corán, sino también con la espada, lo que no es parte de su concepción filosófica y religiosa, pero sí de las condiciones históricas en las que evolucionó.

Nace el Islam

En su primera fase de apogeo, el islamismo se extendió con rapidez y conquistó amplios territorios en Persia, Irán, Siria y el norte de África. Las nuevas riquezas que afluían y la lucha por el poder originaron grandes tensiones que desembocaron en el enfrentamiento entre chiíes y suníes.

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