El monje de la Merced
El chontal enamorado de la reina
La Tisigua
La china poblana
La balsa de caimanes
La leyenda de la reina Ireri.
Cuando el príncipe purépecha Tacamba desapareció en brazos de la princesa Inchátiro en los bosques de Uruapan, arrebatado por una pasión incontenible y abandonando los derechos al trono de sus mayores, los indios de aquellos dominios proclamaron reina a su hermana, la princesa Ireri, que se resistía al amor y despreciaba a todos sus pretendientes. El pánsperata (así se dice amor en tarasco) traía revuelta a la región y los súbditos de Tacámbaro deseaban tener en aquel reino como soberana una mujer honesta que resistiera las tentaciones mundanas. Por eso se fijaron en Ireri, porque aquella princesa que vivía entonces en Chupio, había resistido pruebas de incorruptibilidad era ya muy conocido el desdén que se dibujaba en su rostro siempre que la acosaban con pretensiones amorosos. Entre esos despreciados estaba el guerrero Pámpzpeti, señor de Guapácaro, el cual estaba locamente enamorado de ella. Más, a pesar de los desprecios de la altiva doncella, el bravo Pámpzpei no renunciaba a sus propósitos, y esto intranquilizaba a los vasallos de la reina Ireri, que pretendían a toda costa mantenerla alejada de toda unión amorosa, a fin de que se consagrara totalmente a gobernar el reino, que estaba bastante agitado.
Yanalté. Leyenda del Libro Sagrado
Iztaccíhuatl y Popocatépetl
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