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Gabriela Mistral-Silueta de Sor Juana Inés de la Cruz

En esta ocasión, como parte de los textos escaneados que se comparten en este sitio, es turno de compartir un texto en el que en un cuadro se describe la silueta de Juana de Asbaje, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz.

La niña Juana Inés. Una mirada a su época

Apegándonos a la descripción de uno de los biógrafos de Sor Juana, Nepantla, que en lengua náhuatl quiere decir ‘en medio, entre el frío y el calor’, es un pequeño pueblo ubicado en medio de la sierra; entre la zona templada y la tropical; en medio del calor y el frío, a la mitad de los volcanes y de la llanura. Es un lugar muy bello que pertenece al Estado de México. En el sitio donde se hallaba La Celda hay “un río que corre barranca abajo, precisamente a muy poca distancia del frente de la casa (de Asbaje). Desde esta podía oír la pequeña Juana su sonido cristalino que puso temprana música en sus oídos afinándolas para la armonía: es un río inspirador. En el corte profundo de la montaña, las piedras de su cauce, enormes y grises, modeladas por siglos de erosión, remedan animales antidiluvianos. Se cruza por un puente rústico (que atraviesa el ferrocarril), debajo del cual se precipitan veloces y rumorosas las aguas camino de Yautepec”. Dice la historia, además, que “la hacienda de Nepantla no era muy rica, pues rentaba 60 pesos al año y el ganado que tenía era de cincuenta bueyes mansos de arada; veinte vacas y becerros; treinta yeguas de trilla, veinte mulas y muchos apareados de reata y cincuenta abejas de vientre”. En sus campos se daban “sesenta fanegas de trigo”.

La niña Juana Inés. Un lugar entre volcanes

La historia de Juana de Asbaje y Ramírez comienza en el Valle de México, entre el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, a un lado de las imponentes montañas del Ajusco; entre bosques de cedros, pinos, oyameles y bugambilias; extensos campos sembrados de trigo, maíz y cebada; donde el azul de cielo mexicano es siempre azul y no hace ni calor ni frío. Un lugar fértil para el cultivo de la tierra y fértil, también, para cultivar inteligencias. A través de los años, por ahí han pasado algunos actores de nuestra Historia:

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