¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
Por toda la casa se esparce un olor agridulce a membrillo, a orejones de calabacita y pera, a pasta de higo y a ejotes pasados por agua que,...