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Sinfonía No.3 “Escocesa”. Apreciación de la Sinfonía

El tema de inicio vuelve en la recapitulación (al forma sonata consiste en la exposición de un tema, un desarrollo y luego una recapitulación) pero esta vez los chelos interpretan una nueva melodía en un tempo bastante más lento que el ‘staccato’ de las cuerdas y los alientos (el ‘staccato’ consiste en separar el sonido de cada nota de manera clara y breve) tocando suave, ‘piano’, en contraste con el ‘pianissimo’ del resto de la orquesta. Cuando el tema regresa una vez más resulta un contrapunto frente a la melodía que tocan los chelos. Después la música parece apagarse, escuchamos el mismo tema de la introducción, pero desdibujado, sugerido, y es entonces cuando este movimiento termina.

Sinfonía No.3 “Escocesa”. La Neblina Escocesa

Y ahí fue donde compuso los primeros 16 compases de su tercera sinfonía. Pero habrían de pasar muchos años antes de que se concretara alguno de los varios proyectos musicales que Mendelssohn había esbozado en Escocia. A la sinfonía que nos ocupa volvería hasta 1841; en otra carta, desde Roma, afirmaba que no lograba volver a evocar la sensación de la neblina escocesa mientras continuaba la composición de la sinfonía. En el ínter de terminarla compuso sus sinfonías ‘Reformación’ (oficialmente la quinta) y la ‘Italiana’ (la cuarta), además de dos conciertos para piano, cuatro cuartetos de cuerdas, un trío de piano, varios ‘lieder’ y muchas obras más.

Sinfonía No.3 “Escocesa”. Las Ruinas como Inspiración

Mendelssohn visitó Inglaterra por primera vez en 1829, probablemente el país en que su música fue más apreciada. Allá condujo su primera sinfonía dirigiendo la Filarmónica de Londres, con la que también tocó el ‘Konsrstück’ de Weber y el concierto ‘Emperador’ de Beethoven (de cuya interpretación se habló por meses, pues además de su gran ejecución lo tocó de memoria). Luego dio un recital de piano y poco después ofreció un concierto de beneficencia por las víctimas de la inundación en Silesia. En verano decidió tomarse unas vacaciones en compañía de Carl Klingemann, su amigo berlinés apostado en Londres como secretario de la Legación de Hanover. Se dirigieron a Escocia (Glasglow, Edimburgo, Perth, Inverness, Loch Lomond y las islas Hébridas de Iona, Mull y Staffa). Luego fueron a Abbotsford a visitar al entonces escritor más famoso de Gran Bretaña, Walter Scott, de quien se decepcionaron mucho, según afirman en sus cartas, por las cuales también sabemos que a Mendelssohn le molestaba mucho el sonido de las gaitas y la música folklórica.

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