El enfoque ético de la teoría de la contabilidad es pensar no solamente en lo que dicen los estados financieros, sino cómo y para quién van dirigidos. Así, en el momento de elaborar los estados financieros se deben considerar valores como la justicia, verdad y equidad, pues estos informes han de servir a una variedad de lectores con intereses razonablemente distintos. Pensemos que tanto los dueños, trabajadores, clientes y deudores, proveedores y acreedores, como el fisco e inversionistas en general; analizan y utilizan los estados financieros, por lo que, en su elaboración y presentación debe procurarse no satisfacer de manera específica a un grupo determinado en detrimento o perjuicio de otro. Hay que reflexionar por un momento sobre qué sucedería en el caso de que el contador sesgara la información en favor de los dueños de la empresa; desde luego, los propietarios saldrían beneficiados al reducir, por ejemplo, las utilidades, pero evidentemente los trabajadores se verían lesionados al recibir una menor cantidad como reparto de las utilidades y el fisco también se vería dañado al no captar la cantidad correcta de impuestos sobre esa utilidad disminuida o, en caso extremo, la determinación de una pérdida.