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Detrás del velo. El velo como prenda estrella

Afortunadamente, el aperturismo también tiene voz femenina: "Una puede ser musulmana y apoyar la democracia", es el lema de la iraní Shirin Ebadi, defensora de los derechos humanos en su país y la primera musulmana en recibir el Nobel de la Paz. Fue una de las primeras jueces de Irán que se quedó sin trabajo cuando el imán Jomeini asumió el poder, porque las mujeres son "demasiado emocionales e irracionales" para desempeñar ese cargo. Eso sí, cualquiera que sea la ideología que defiendan siempre será con el aspecto más "decente", porque el islam fomenta, sobre todo, la decencia y alejar al creyente del vicio y la inmoralidad. Hombres y mujeres deben vestir con modestia, actitud que tiene que ver más con la sexualidad que con la fe. Ellos deben cubrirse desde el ombligo a las rodillas; ellas, todo. Entonces, ¿de qué hablamos? ¿De diversidad religiosa o de represión? Hay que recordar que el Corán recomienda, no impone, las restricciones en el vestir; pero el fundamentalismo las acepta como dogmáticas, siendo el velo su prenda estrella. Según el padre del fundamentalismo Ibn Taimiya el velo (hiyab) es expresión de pureza que pone a la mujer en su sitio, el anonimato, el lugar que tiene asignado en la sociedad islámica.

Detrás del velo. Siempre será una menor

Según el islam, hombre y mujer fueron creados a partir de un mismo ser, Tawhid, "(...) lo mismo si es varón que si es mujer, salieron los unos de los otros". Premios y castigos serán iguales: "El creyente, hombre o mujer, que obre bien, entrará en el Jardín (...)." Sin embargo, la sharia promueve la no interacción entre los sexos y establece claras diferencias de género. De hecho, hombre y mujer tienen derechos equitativos aunque diferentes. Sus obligaciones religiosas son iguales aunque el culto sea por separado.

Detrás del velo. Introducción

La discriminación que las mujeres sufren en los países de mayoría musulmana es consecuencia de una interpretación tendenciosa de sus textos sagrados. Desigualdad, prohibiciones y castigos coartan la libertad femenina para perpetuar el dominio del varón. 

La condición de las mujeres en el islam es difícil de definir. Hace ya casi 1,500 años, esta religión aunó fe e ideología y reorganizó a la antigua sociedad tribal árabe con nuevas leyes sobre el vestir, las relaciones, en general todos los aspectos de la vida. La "Arabia feliz" de la época de la Yahiliya -preislámica- dejó de serlo, sobre todo para ellas. El islam triunfó sobre las divinidades femeninas como Allat -dama de la guerra-, Al-Ozza -la muy poderosa- y Manat -la diosa del destino y de la muerte-. Esto no sólo significó la sumisión del ser humano a un único Dios varón, sino que supuso el sometimiento del sexo femenino bajo el masculino.

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