Se caracterizaba, generalmente, por la tranquilidad y el sosiego, interrumpidos apenas por acontecimientos que se consideraban importantes, como la llegada de los barcos procedentes de España o de las Filipinas, portadores de productos de ultramar, y las noticias sobre los ataques de los piratas, de los corsarios, de los filibusteros. Las mayores solemnidades del virreinato eran las grandes ceremonias religiosas. Los contratiempos o calamidades más graves fueron las pestes, las inundaciones, las sublevaciones originadas por los abusos de españoles y criollos. De tales abusos empezó a surgir el ambiente favorable a la formación y desarrollo del deseo por la Independencia.
Fuente:
Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo. Cuarto Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 44.
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