Nadie sabe dónde vive,
nadie en la casa lo vio;
pero todos escuchamos
al sapito glo – glo – glo.
Nadie sabe dónde vive,
nadie en la casa lo vio;
pero todos escuchamos
al sapito glo – glo – glo.
Por toda la casa se esparce un olor agridulce a membrillo, a orejones de calabacita y pera, a pasta de higo y a ejotes pasados por agua que,...