En 1970, Nina Kulagina, una rusa con poderes psicokinéticos – podría mover y deformar objetos con el poder de su mente – demostró en un laboratorio de Leningrado que era capaz de controlar a voluntad el latido del corazón de una rana y, en un momento dado, detenerlo por completo. La KGB pretendía utilizar este poder contra seres humanos… y efectuar asesinatos imposibles de detectar.
Fuente: Revista Algarabía Extra “Lo insólito y lo sobrenatural” Año 2 #3, p.65.
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