A diferencia de Francia y Zinedine Zidane, la selección italiana, fiel a su estirpe, supo contener sus emociones para librar todos los obstáculos hasta ganar su cuarta Copa del Mundo.
Alemania se convirtió en anfitrión de un Mundial por segunda ocasión en su historia y primera como país reunificado. El interés por mostrar a la nueva Alemania llegó hasta las canchas con un balón cuya leyenda +Teamgueist (más que trabajo de equipo) buscaba proyectar una idea clara: “El mundo entre amigos”.