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La xmakol

Xmakol, en lenguaje de indios mayas significa mujer perezosa, y en términos más corrientes: mujer floja.

Hubo un matrimonio que vivía muy feliz. La mujer era una persona hacendosa y madrugadora, que todos los días hacía los menesteres de la casa, desde los más insignificantes hasta los de mayor cuidado. El hombre era muy trabajador, dedicado al cultivo de su milpa.

Los cenotes sagrados

Cenote significa cueva o boca profunda de peña, por donde corre agua. También denota algo más, por el uso que los indios mayas le daban en Yucatán. En ellos sacrificaban a las mujeres jóvenes, en un ritual religioso; este misterio se ha desvanecido con los siglos, se sabe muy poco de los cenotes mayas, que eran sagrados.

El chontal enamorado de la reina

La formidable raza chontal, hoy venida a menos, se extendía antiguamente dominadora y brava por Tabasco, parte de Chiapas y el Istmo de Tehuantepec, y en todas aquellas regiones aún se recuerda la leyenda que aquí se cuenta.

Calle de la Calavera

El año de 1649 corría sin sobresaltos violentos, en serena monotonía. La ciudad no movía su constante postración; y en­tre toques de oración, jamás su paz patriarcal ni su imagen conventual dejaba la población.

Atzimba

Atzimba (en purépecha significa hermana menor) era hermana del rey Tzimzicha, nieta de Siguanga, quien tenía predilección por ella, por su carácter dulce y amable.

La piedra embrujada

Moctezuma ordenó un día a Cihuacóatl (especie de ayudante) que llamase a todos los canteros y albañiles de los barrios de Teopan, Moyotlán, Atzacualco y Cuepopan, a quienes se mandó que fuesen a Acolco, en las inmediaciones de Ayotzingo y Chalco, a buscar una piedra de grandes dimensiones para labrarla con los signos que tenía la que estaba arriba del cú o templo de Huitzilopochtli y colocarla allí como tributo al dios de la guerra. Había de ser más alta dos codos, y más ancha una braza. Ocho o diez mil indios rodaron la gran piedra a la llanura, una vez desprendida del monte, y los canteros se pusieron a tallarla con sus instrumentos de pedernal, alimentándolos el pueblo de Chalco. Una vez esculpida, se empezó a trasladarla a Tenochtitlan, moviéndola con cuerdas y maromas y empujando y tirando todos los indígenas de Chalco, de Nauchteutli y de las chinampas, hasta hacer llegar el pesado monolito a Iztapalapan. Allí se resistió la piedra a seguir rodando. Vinieron en auxilio de los que traían otros indígenas de Chiapan, Xilotepec, Huatitlán y Mazahuacán, y entre un animoso griterío rodearon la enorme piedra y trataron de moverla, pero entonces, con gran espanto de todos, la piedra habló y dijo: Por más que hagáis…

La “Piedra del Sol” o “Calendario Azteca”

Este colosal monolito llamado “Piedra del Sol”, “Piedra del Calendario” o “Calendario Azteca” fue reencontrado en el costado sur de la Plaza de Armas de la Ciudad de México (hoy Plaza de la Constitución) y poco tiempo después de su descubrimiento la llevaron a la Catedral Metropolitana donde fue colocado para que el público lo admirara hasta el año 1885, en que fue trasladado al antiguo edificio que por muchos años albergó al Museo Nacional de Antropología, a un costado del Palacio Nacional.

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