Clía empujó la puerta y sus yemas se hundieron en el tacto de aquella seda. En breves instantes estaba ya dentro de una singular habitación.
- Bienvenida Clía – dijo una voz nasal, con cierto matiz de feminidad, desde la profundidad de la estancia.
Clía empujó la puerta y sus yemas se hundieron en el tacto de aquella seda. En breves instantes estaba ya dentro de una singular habitación.
- Bienvenida Clía – dijo una voz nasal, con cierto matiz de feminidad, desde la profundidad de la estancia.
El Hijo Eterno es el eterno Verbo de Dios. El Hijo Eterno es la expresión perfecta del “primer” pensamiento absoluto e infinito de su Padre ...