Desde la década de los 50, la lucha libre ha invadido las pantallas de cine y televisión, así como los comics, transformando a luchadores de carne y hueso en superhombres.
Aunque en algún tiempo la lucha libre fue considerada un espectáculo dirigido exclusivamente a un bajo estrato social, en nuestros días, su alcance ha sido tal, que ya no es extraño observar en las arenas a personas de todas las clases sociales, quienes al igual que antaño, se apasionan y hacen suyo el deporte del pancracio.