Éste es el punto de encuentro
donde
los árboles lucen
elegantes
con su vestuario
de luciérnagas curiosas.
Éste es el punto de encuentro
donde
los árboles lucen
elegantes
con su vestuario
de luciérnagas curiosas.
Las voces del invierno palpitan con sonrisas,
los
dulces caramelos amansan la fatiga,
después
de un largo año merecen los manjares,
una copa de vino y deliciosas nueces.
Se separan, a veces, no siempre,
a unos pasos solamente, se
miran,
aprecian afortunados que se
tienen.
¡Amor de adolescente enamorado!
Desnudarte para quedar como pulpa
y saborear tu textura por dentro,
que escurras tus jugos y refresques mis labios,
se endulce mi lengua en suspiros intensos.
Como ayer, las paredes manchadas
con el mismo ritual de rutina,
el pobre mucho más se calcina
y nosotros no hacemos noticia.
Pobres hombres de ambición infinita,
no han logrado cosechar las flores,
en su búsqueda han quedado ciegos,
sólo pueden defender riquezas,
han quedado amarrados al estiércol,
ya ni saben cuánto van teniendo.
¡Quien rechaza mi caricia mata!
destroza los pulmones y los huesos,
derrumba el rascacielos del amor,
retumba en el hígado y arde.
A veces, como un tronco de árbol,
pálido
y envejecido,
no
mueves las ramas, te secas,
un color grisáceo te invade.
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