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Alá es el único Dios… y Mahoma su profeta

Además de los beneficios que le daba el ser esposo de una de las mujeres más ricas de la ciudad, las dotes intelectuales y morales de Mahoma le fueron dando un gran prestigio en la ciudad, por lo que se le comenzó a llamar Al Amin, lo que significa, "el fiel", en el sentido de la fidelidad árabe, que se entiende como aquel que es dueño de nobles valores y no es capaz de traicionarlos. Así que poco a poco se convirtió en un rector de lo justo para sus conciudadanos, como se cuenta en la siguiente anécdota:

Mahoma. Kadidja, la compañera

El primer viaje que realizó entusiasmó tanto al joven Mahoma que a partir de ahí se convirtió en un activo comerciante y acompañó a sus tíos en varios viajes; cuando tenía dieciséis años marchó al Yemen con su tío Zubair, aunque en esta ocasión no era una mercancía común la que llevaban, sino armas para abastecer a la tribu de los kiraníes, quienes luchaban contra los Hawazin, siendo éste el primer contacto de Mahoma con la guerra, lo que también puede considerarse un antecedente formativo, pues el Islam no solamente se diseminó con la fe y el Corán, sino también con la espada, lo que no es parte de su concepción filosófica y religiosa, pero sí de las condiciones históricas en las que evolucionó.

Mahoma. Los primeros viajes

Habiendo cumplido los doce años, Mahoma se consideraba ya un hombre en su cultura, pues la dureza de la vida árabe no consentía una larga infancia. Como ya hemos dicho, el niño había sido adoptado por el tío Abu Talib, quien, además de ser guardián de la Kaaba y uno de los seis jerarcas de la ciudad, era un verdadero empresario comercial, siguiendo la tradición que había llevado a la familia al encumbramiento; él controlaba las caravanas que comerciaban con Siria y el Yemen, que llegaban hasta la casa de la familia para depositar sus mercancías, y probablemente algunos de los comerciantes eran hospedados ahí mismo, por lo que el niño tenía oportunidad de conversar con ellos y escuchar sus relatos, lo que llenaba su imaginación de fantasías y su voluntad de viajar era muy grande, por lo que al cumplir los doce años hizo valer su condición de joven con derecho a la autodeterminación y le pidió al tío que lo integrara a la caravana que partiría hacia Siria, a lo que accedió Abu Talib.

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