Suiza 1954. Patadas y palabras

Cuando los reporteros preguntaron al técnico de México cómo veía el primer juego eliminatorio ante Estados Unidos, Antonio López Herranz no dudó en responder: “Tengo confianza en el triunfo y los jugadores están en forma, pero no hay ninguna táctica en especial”. 

La ausencia de una estrategia no provocó un escándalo mediático como hubiera sido hoy en día.

Tras golear 4 – 0 a Haití en Puerto Príncipe, López Herranz podía decir lo que se le antojara. Cabe mencionar que sería el segundo juego de la era López Herranz, pues en el primer cotejo el primer entrenador fue Horacio Casarín, quien fungía como jugador y técnico.

Mientras tanto, en el vestidor de los visitantes, aunque aceptaban su rol como víctimas, Chacurian, argentino naturalizado estadounidense, dijo: “Sé que el equipo mexicano juega mucho, pero buscaremos la victoria”. 

Y, efectivamente, lo intentaron. A pesar de que el marcador al final se iluminó con un desfavorable 4 – 0, los estadounidenses mostraron coraje. En uno de esos instantes, el propio Chacurian lanzó un salvaje tiro a la meta de Antonio Carbajal, quien después comentó: “Ese argentino me tiró a matar”. 

Una vez terminado el encuentro, el mismo López Herranz aseguró que su equipo había cumplido, “pero vencer a Estados Unidos no es tan fácil como los aficionados creen. Se amontonan en su puerta y reparten leña de todos los colores”. 

Sin embargo, el segundo encuentro entre ambos combinados sería diferente, ya que una victoria de Estados Unidos forzaría un tercer juego para decidir el pase al Mundial de Suiza 1954. 

Llegado el momento de dicha batalla, era evidente que el clima, disfrazado de armonía grupal, era tenso en el Tricolor. La evidencia fue la visita realizada por Horacio Casarín y Carlos Laviada, exfiguras de la Selección, al vestidor nacional. Cada uno entró con una misión específica: aconsejar a los goleadores del equipo. Casarín habló con José Luis Lamadrid, Laviada charló con José Naranjo. 

En tanto, Chacurian se daba tiempo para asegurar que el tercer juego se llevaría a cabo en Nueva York. “Sé que si le ganamos a México, y en dos ocasiones a Haití, existe la oportunidad, y la tendremos”. 

Durante el entre tiempo en el vestidor nacional no se hablaba de otra cosa que de la feria de patadas propinadas por las estadounidenses, quienes presentaban una resistencia insospechada. Incluso, al ‘Pistache’ Torres se le inyectó novocaína por una seria lesión en ligamentos; mientras tanto, en su vestidor, los estadounidenses, quienes ganaban por 1 – 0, gritaban que sólo necesitaban un gol más para romper a los mexicanos. 

Pero el mejor nivel de los verdes salió a flote y terminaron por imponerse por 3 – 1. Ya en la celebración, Saturnino y Romo preguntaban a sus compañeros cuánto dinero necesitaban para gastar en Suiza, mientras que otros ya organizaban la cooperación para el diente de Carbajal, pues, como lo aseguraban, la ‘Tota’ debía lucir bien en Europa.


Fuente:
Récord Mundial, Alemania 2006 ¡Piensa en Grande!, Ed. Notmusa, p. 45.

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