Conseguida la improvisada posada, esa noche, María está muy inquieta por lo que tanto ella como José logran dormir bien. Al siguiente día, los dolores del parto aparecen y varias horas después, María da luz a un varón, quien es envuelto en ropas que María ha traído por precaución y es acostado en un pesebre cercano; Jesús de Nazaret ha nacido en y para el mundo. Al día siguiente del nacimiento, José acude a empadronarse y después de hacerlo, decide, junto con su esposa, permanecer cuando menos tres semanas más en Belén para poder cumplir la costumbre judía de que a los ocho días de nacido, todo varón debe ser circuncidado y en este caso, incluso aprovechan para llamar oficialmente a su hijo como Jesús.
Con objeto de que cuando Jesús crezca pueda ocupar el trono de todo Israel como sucesor de David, es fácil convencer a José para que permanezcan en Belén mucho más tiempo del planeado originalmente, por lo tanto, permanecen más de un año en esa ciudad, ya que José puede mantener a su familia trabajando y ejerciendo su oficio de carpintero.
Fuente:
Los Grandes. Jesús, Editorial Tomo, p. 28 – 29.
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