Hernán Cortés fundó el puerto de Veracruz e 22 de abril de 1519, desembarcando en Chalchicueyécan. Los caballos hollaron las playas. Seres extraños jalaron las bestias y arrastraron los cañones sobre la arena.
Veracruz es la única ciudad de la república que ha sido declarada cuatro veces heroica. Del puerto, la emperatriz Carlota partió presa de la locura, a bordo de la Novara. En mayo de 1911, Porfirio Díaz salió desterrado hacia Francia. Pañuelos empapados en lágrimas le despidieron. Hoy, los porteños cuentan los hechizos de la Mulata de Córdoba, que dibujó un barco en las sombrías paredes del castillo de San Juan de Ulúa y escapó.
Veracruz
es para admirarse sin prisas.
La Nueva Veracruz, apenas una villa de tablas, se elevó a la categoría de ciudad en 1615 por su posición geográfica dentro del golfo de México. En el barrio de la Huaca, sus casas aún siguen siendo de tablas, se niegan a perder el orgullo de su pasado.
El Baluarte de Santiago es testigo de batallas épicas. Sus muros de piedra múcara, mezcla de arena, piedra y concha molida, guardan celosamente los episodios históricos. En 1857 se promulgó el primer cuerpo de las Leyes de Reforma en el convento de San Francisco. Sus ocho estatuas de personajes de la Reforma son presididas por la de Juárez.
El edificio de las Atarazanas es la sede del Instituto Veracruzano de la Cultura y Escuela de Danzón, que desde 1880 ya sonaba en la Plaza de Armas. El célebre Café de La Parroquia data de 1808. Durante el imperio de Maximiliano y la guerra con Estados Unidos, los generales invasores acostumbraban desayunar en el lugar. Es una tradición tomar un lechero con canillas (pan de manteca con huevo) en alguna de las dos cafeterías "la de centro o la que está frente a malecón", ambas legítimas herederas del sabor jarocho.
Tras los pasos de Veracruz, nada mejor que seguirlos en la Casa de la Condesa Malibrán, que ofrece un archivo que data de los siglos XVI al XVIII.
Fiestas
del Centenario.
El bello conjunto de edificios neoclásicos construidos durante el porfiriato cerca del mar, conmemoran los primeros 100 años de la Independencia, y hoy se preparan para celebrar el Bicentenario. Destacan el de Correos y Telégrafos, con sus columnas jónicas; la Aduana Marítima, erigida sobre la antigua "Puerta del Mar"; en la calle Marina Mercante hay una lujosa terminal de ferrocarril que contó con hotel.
Ruta de
los piratas.
Un taxi parte al Fuerte de San Juan de Ulúa. Se recomienda visitar las "tinajas", tétricos calabozos donde por siglos fueron hacinados bandidos y políticos.
Luego un autobús panorámico recorre las tranquilas playas distribuidas a lo largo del Boulevard Manuel Ávila Camacho, para luego disfrutar unto al mar.
En Antón Lizardo, distante 23 kilómetros del puerto, frente a las playas de la localidad, se encuentra el Parque Arrecifal Veracruzano, donde se libraron feroces batallas contra piratas en tiempos de la Colonia. Sus arrecifes son un paraíso para los buceadores.
El Acuario de Veracruz, casi sobre el mar, posee una gran pecera oceánica con cientos de especies en libre desplazamiento. En su museo se exponen modelos a escala de barcos.
Chachalacas (un poblado costero a 35 kilómetros al norte del puerto de Veracruz), parece un trozo del desierto del Sahara trasplantado a la costa del golfo de México. Ahí, los amantes de la velocidad pueden emprender en sus empinadas dunas, recorridos llenos de emoción en cuatrimotos alquiladas.
Al caer la
noche lo mejor es apresurarse para retornar a Veracruz, darse un buen duchazo y
acudir a la plaza del puerto para bailar un sabroso danzón antes de cenar en La
Parroquia.
Por Alejandrina Aguirre Arvizu en Sólo para ti, Año 9 No.7, Agosto 2010, p. 22 – 23.
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