Aquel grupo de
hombres de talento, que llevó el nombre de México a todo el mundo de habla
española, había seguido con éxito el camino trazado por algunos intelectuales
de la época de la Reforma, como Manuel Orozco y Berra, Ignacio Ramírez, Melchor
Ocampo, Guillermo Prieto, Vicente Riva Palacio, Gabino Barreda.
Por desgracia, el
pueblo difícilmente podía disfrutar de los beneficios de la cultura, ya que la
ignorancia de las masas era tan grande, que la mayoría de la población no sabía
leer ni escribir. A pesar de la capacidad y generosa intención de un educador
como el Maestro Justo Sierra, el progreso de la educación popular fue muy lento
y dentro de sectores muy limitados. En las esferas superiores de la educación
sí pudieron realizarse dos grandes empeños de Justo Sierra: la creación de la
Escuela Nacional de Altos Estudios y el restablecimiento de la Universidad.
Por otra parte, el
florecimiento intelectual no correspondía siempre a impulsos nacionales. Se
había acentuado la influencia europea, y, sobre todo, la de Francia. La mayor
parte de los libros que se leían en México eran franceses, así como las ideas
que estaban en boga. Los gustos que predominaban en todas las ramas del arte,
incluyendo la arquitectura, y hasta en las modas del vestir en los hábitos
sociales de las clases privilegiadas, eran de origen francés.
Fuente:
Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo. Cuarto Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 152 – 154.
App CONALITEG Digital. Generación 1960. Cuarto Grado. Mi libro Historia y Civismo.
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