Fenomenología y Vitalismo: Nietzsche

Nietzsche desarrolla una crítica a los valores de la cultura occidental (conocimiento racional, cristianismo) porque su idealismo tiene como consecuencia la negación de la vida –ascetismo-. A esta cultura opondrá la voluntad de poder encarnada en el Superhombre y el Eterno Retorno.

Crítica a la cultura occidental.

En una primera etapa la Filosofía de Nietzsche está influenciada por Schopenhauer (El mundo como voluntad y representación). Según Schopenhauer todos los seres y también el hombre son la manifestación de una voluntad o energía sin principio ni fin último. Pero el hombre, a diferencia de los restantes seres es consciente de que su vida no tiene una finalidad, y esto acarrea en el hombre sufrimiento. Para mitigar este dolor se ha de renunciar a la voluntad que nos constituye (ascetismo).

Nietzsche va a hacer una interpretación más humana o “psicológica” del concepto de voluntad. Toda voluntad o querer se expresa en unos valores o sentidos y esto es lo que conforma la cultura o la vida humana. Por otra parte, a diferencia de Schopenhauer, mantiene que debemos afirmar la vida con todo lo bueno y doloroso que ésta trae consigo, pero no renunciar a ella. La crítica al ascetismo será una constante en la filosofía de Nietzsche (Consideraciones intempestivas: Schopenhauer educador).

En ‘El nacimiento de la tragedia’ Nietzsche expone la primera interpretación y crítica de la cultura. En la tragedia se daba una armonía entre dos realidades simbolizadas por dos dioses. Lo apolíneo (Apolo) exalta la razón, el orden, el destino, la ley, etc. Lo dionisíaco (Dionisio) exalta por el contrario el deseo, el caos, la terrenalidad, corporeidad, devenir, etc.

Nietzsche identificará lo dionisíaco con la voluntad de vivir o la voluntad de poder. Este elemento vendría dado a través de la música –influencia de Wagner- la cultura occidental entrará en decadencia con la aparición de la Filosofía (Sócrates-Platón). Esto supuso la represión o negación de la vida en función de un trasmundo ideal, único, inmutable, etc.

Nietzsche valora a la cultura occidental como platónica. Tanto el conocimiento racional como el cristianismo (“platonismo para el pueblo”) supone como auténtica realidad un mundo ideal, inmutable, inmaterial, etc. La consecuencia de estos valores es el ascetismo o negación de la vida (devenir, individualidad, etc.) en función de un trasmundo. Así, estos valores son la expresión de una voluntad reactiva o de resentimiento contra la vida.

Para Nietzsche la Filosofía es una Psicología. Su función es analizar la voluntad que ha originado unos valores. Nietzsche denomina a esta función de la Filosofía “método genealógico” (La genealogía de la moral). El método genealógico ya supone una cierta crítica porque desmiente la supuesta eternidad de los valores y demuestra, además, que surgen de una voluntad reactiva.

Crítica al conocimiento racional (Sobre verdad y mentira en sentido extramoral).

Aunque se cree que el conocimiento racional es la única o absoluta interpretación de la realidad, según Nietzsche sólo es una interpretación más. Pero el conocimiento racional se ha impuesto porque constituye una “mentira útil” que nos consuela frente al pensamiento insoportable del caos. El conocimiento nos ofrece un mundo ideal, inmutable, objetivo, ordenado, etc... La voluntad que origina el conocimiento se denomina “voluntad por la verdad”. Esta voluntad es una voluntad de odio contra la vida porque sometemos toda individualidad, corporeidad –sentidos- devenir, etc. a un trasmundo ideal. Estos se forman anulando todo lo individual o diferente hasta el punto de creer que constituye la única realidad (anulación del tiempo).

La consecuencia del conocimiento racional es el “nihilismo pasivo” y “la muerte de Dios”.  Aunque la ciencia sustituye a la religión, sus valores siguen siendo inmutables, lo cual impide la creación de valores nuevos (nihilismo). Trae consigo la muerte de Dios porque la ciencia no necesita a Dios.

Crítica a la religión y moral cristiana (La genealogía de la moral).

El cristianismo trajo consigo una primera inversión de los valores. Antes del cristianismo se consideraba como bueno o noble la individualidad, corporeidad, terrenalidad y sobre todo un sentido heroico de la existencia entendido como superación del dolor. Con el cristianismo lo bueno o “noble” pasará a ser la “moral del rebaño” frente a toda individualidad, el recelo, odio o venganza frente a todo lo terrenal o corporal y la autocompasión o culpa frente a toda superación. Por tanto, la voluntad que ha dado lugar a los valores del cristianismo es una voluntad de odio o desprecio contra la vida, a la que negamos o reprimimos en función de un trasmundo ideal.

La gaya ciencia es una obra de transición en la Filosofía de Nietzsche. Frente al tipo de conocimiento que se corresponde con una voluntad reactiva opone un tipo de saber que sí expresa la vida o se corresponde con una voluntad de vivir. Este tipo de saber es el arte.

A diferencia de las leyes absolutas que imponen la religión cristiana y el conocimiento racional, el arte se expresa en símbolos, los cuales admiten infinitas interpretaciones. Si el conocimiento y la religión y moral cristiana anulan la individualidad, el arte la exalta a través del genio artístico. Por su carácter único e irrepetible Nietzsche compara la vida humana a una obra de arte. Así mismo, el arte es un “saber trágico” porque expresa y afirma la vida con todo lo bueno y doloroso o problemático que ésta trae consigo. Por tanto, no ofrece la promesa de un trasmundo ideal.

Nietzsche mantiene que no pueden existir interpretaciones absolutas de la vida y de la realidad, como pretenden ser la ciencia y el cristianismo. Cada vida ha de ser una interpretación o perspectiva única e individual de la vida y la realidad (perspectivismo). Un espíritu libre sería aquél capaz de realizar esta visión única al haberse liberado de los valores establecidos.

Voluntad de poder. Superhombre. Eterno Retorno.  (Así habló Zaratustra).

La Filosofía de Nietzsche no tiene sólo una dimensión crítica o destructiva, sino una dimensión positiva. Frente a la voluntad reactiva o de resentimiento contra la vida va a oponer la voluntad de poder o una voluntad afirmadora de la vida.

VOLUNTAD DE PODER. No significa voluntad de dominio. Es la expresión y afirmación de la individualidad. Nietzsche identifica la voluntad de poder con lo dionisíaco, es decir, con la afirmación de la terrenalidad, corporeidad, devenir, etc... La voluntad de poder en cuanto a expresión de la individualidad conlleva un enriquecimiento de la vida como “pathos de la lejanía”. La individualidad produciría una mayor comunicación entre los hombres.

SUPERHOMBRE. El hombre, por tanto, no puede ser una realidad ya fija o dada. Según Nietzsche el hombre debe afirmar el “sentido de la tierra”, es decir, afirmar la vida en cuanto que la vida es devenir, cambio, creación, etc. Así, compara al hombre en un “puente constantemente tendido”. Para Nietzsche el Superhombre es el tipo de hombre capaz de querer o afirmar el “sentido de la tierra”. El Superhombre es el producto de tres transformaciones:

- Camello: simboliza la fase del nihilismo pasivo en la que el hombre simplemente carga con los valores establecidos. Ante el pensamiento del Eterno Retorno sólo podría dar el “sí del burro”, es decir, lo soportaría pero no lo desearía.

- León: simboliza la fase del nihilismo activo, en la que el hombre niega o se rebela contra los valores establecidos, pero aún es incapaz de crear valores nuevos. También conduce a la “muerte de Dios” porque al negar la eternidad de los valores también se niega su fundamento eterno.

- Niño: simboliza la fase que corresponde al superhombre o a la transmutación de todos los valores. Nietzsche toma como símbolo al niño porque su vida es el juego o creación constante sin la carga de ninguna moral o razón. La transmutación de los valores supone afirmar la inocencia del devenir. Así, el Superhombre se sitúa “más allá del bien y del mal”. Nietzsche compara la vida con un “lanzar los dados”, es decir, con una afirmación de la vida con lo que supone de “ganancia” o placer y de “pérdida” o dolor. En cuanto que el hombre crea su propio destino, puede también amarlo (Amor fati). Toma como referencia una frase de Heráclito: “El tiempo es un niño que juega”.

ETERNO RETORNO. Esta doctrina implica una crítica a las concepciones lineales y homogéneas del tiempo (marxismo – cristianismo) porque supone a la vida unas metas o valores absolutos negando el presente y la individualidad. El Eterno Retorno tiene tres dimensiones:

- Ontológica: Nietzsche identifica el ser con el devenir. Los seres no son el sometimiento a ninguna finalidad, ningún ideal ni puede el devenir ser juzgado por ninguna moral (cristianismo).

- Ética: para el nihilismo el Eterno Retorno no es una afirmación porque sólo podría soportarlo. El Eterno Retorno como criterio ético marca la “altura” o “bajeza” de nuestra vida: vivir de tal manera que se desee que cada momento de nuestra vida se repita eternamente.

- Antropológica: únicamente el Superhombre desea o quiere el Eterno Retorno. En cuanto que lleva a cabo la voluntad de poder y la transmutación de los valores quiere también el devenir o cambio en la vida. Al afirmar su vida como un devenir creador también afirma el devenir creador de la vida. “En definitiva, Dionisio contra el Crucificado” (El anticristo).



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