Nuevo Gobierno de Juárez

Días después de haber regresado a la Ciudad de México, Benito Juárez completó su gabinete. Además de los tres ministros, Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias e Ignacio Mejía, que con él habían estado en Paso del Norte, nombró otros dos: Blas Balcárcel y Antonio Martínez de Castro.

A las tres semanas se publicó el decreto que convocaba a elecciones generales, es decir, para designar a los depositarios de los poderes de la federación. Elegido Juárez, dejó de ser Presidente interino y se convirtió en Presidente Constitucional el 25 de Diciembre de 1867, y como su mayor preocupación desde el triunfo de la República había consistido en reorganizar a México, procuró empeñosamente:

  • Reducir el ejército, único modo de lograr verdaderas economías en los gastos públicos.
  • Pacificar el país, para lo cual dictó disposiciones legales que, sin merma de los derechos ciudadanos, dieran fuerza al gobierno.

 

En la reducción del ejército y en la pacificación militar lo secundaron eficazmente el ministro de la Guerra, Ignacio Mejía, y otros generales. Para la acción política necesaria al mantenimiento del orden, contó con la ayuda del jurisconsulto Ignacio Luis Vallarta, a quien había nombrado ministro de Gobernación al dividir en dos carteras la de Relaciones Exteriores y Gobernación, desempeñada hasta allí por Lerdo de Tejada.

 

Quiso también:

  • Mejorar la Hacienda Pública revisando los aranceles de aduanas y aplicando otras medidas de carácter análogo.
  • Mantener la más completa libertad de presa y de opinión.
  • Completar la legislación que hiciera efectivas, mediante el juicio de amparo, las garantías individuales.
  • Poner de acuerdo con dichas garantías las leyes aplicables al castigo de los delitos, para lo cual mandó hacer y puso en vigor el Código Penal.
  • Abrir las puertas al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y los países europeos que habían reconocido al imperio de Maximiliano; pero con la condición de que eso se hiciera tomando como base la estricta justicia, el mutuo interés y la debida reciprocidad. Así, México reanudó sus relaciones con Alemania (4 de Mayo de 1869), Italia (17 de Diciembre de 1869) y España (30 de Junio de 1871).
  • Impulsar el comercio y la economía general del país impidiendo los llamados derechos de tránsito, es decir, las alcabalas; protegiendo la minería; ensanchando la red telegráfica, hasta entonces pequeñísima, y fomentando la apertura de vías de comunicación modernas y rápidas, como el ferrocarril de Veracruz a la Ciudad de México, cuyo tramo entre las ciudades de México y Puebla inauguraron él y todo su gobierno el 16 de Septiembre de 1869.
  • Sentar las bases de la instrucción pública, para lo cual promulgó la ley de 2 de Diciembre de 1867, que daba estructura, bajo la inspiración del célebre educador Gabino Barreda, a toda la enseñanza, desde la primaria hasta la profesional. Puntos esenciales en este orden fueron: hacer obligatoria, gratuira y laica la enseñanza primaria; crear, para la liberación del espíritu de la juventud, la Escuela Nacional Preparatoria, y declarar gratuita toda la enseñanza superior impartida por el Estado.

Por desventura para tan grandes propósitos, a ellos se oponía el estorbo de los alzamientos armados, que al principio fueron de carácter local, es decir, contra algunos gobernadores, y, después, contra el gobierno de la República.

 

Aquellos trastornos tenían por origen:

  • El licenciamiento de la mayor parte del ejército, que de 68,000 hombres se redujo a 28,000.
  • Las ambiciones de muchos generales y políticos, impacientes por desempeñar el poder público.

La actividad militar de jefes muy aguerridos, o muy aptos, sobre todo la de Ignacio Mejía y Sóstenes Rocha, permitió que Juárez dominara siempre a los rebeldes; pero ello no dejó de estorbarlo en su acción gubernativa y de empobrecer las arcas públicas.

 

Al terminar el período  presidencial de 1867 a 1871, el Congreso convocó a nuevas elecciones. Contendieron en ellas tres candidatos: Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, ninguno de los cuales obtuvo votos en mayoría absoluta. Del total de los 12,266 electores nombrados por el pueblo para que ellos, a su vez, eligieran al Primer Magistrado y al Presidente de la Suprema Corte de Justicia (estas elecciones eran entonces así, o sea, indirectas), 5,837 habían votado por Benito Juárez, 3,555 por Porfirio Díaz y 2,874 por Sebastián Lerdo de Tejada. En vista de ello, y conforme a la ley, el Congreso hubo de hacer la designación y reeligió a Benito Juárez, que era quien más votos había recibido.

 

Inconforme con la designación del Congreso, proclamada el 12 de Octubre de 1871, Porfirio Díaz lanzó el Plan de la Noria y se levantó en armas el día 8 de Noviembre. Para esa fecha, varios generales se habían ya sublevado en Tampico, Monterrey, Zacatecas, y hasta en la ciudadela de la capital de la República; pero las tropas del gobierno, organizadas por Mejía y mandadas por Rocha, triunfaron en todas partes.

 

Errante andaba Porfirio Díaz por las tierras del Noroeste, y otros rebeldes, que se habían internado en Chihuahua, conseguían apenas reparar en algo sus desastres, cuando, de pronto, el 18 de Julio de 1872, Benito Juárez murió a consecuencia de un ataque al corazón.



Fuente:
Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo. Cuarto Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 125 – 128. 
App CONALITEG Digital. Generación 1960. Cuarto Grado. Mi libro Historia y Civismo.

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