El propio Corán refleja este giro. Cuenta con 114 suras o capítulos de diferente longitud los cuales se dividen en dos troncos principales: las suras mequinesas y las suras medinenses, estas últimas dictadas por el Ángel de la Revelación tras la forzada Hégira. Las primeras aluden sobre todo al juicio final y la resurrección. El mensaje es muy sencillo y diáfano, calcado de la Tora y los Evangelios. El profeta advierte a los hombres que deben ser conscientes de sus acciones porque hay un Dios vigilante pero misericorde que los juzgará por ellas: "Los buenos alcanzarán el cielo y los malos el infierno" (El Corán, 81 1-14). Mahoma también trata de reafirmar su posición. Aquellos que nieguen la unicidad de Dios, que no reconozcan la misión de los profetas, arderán en la Gehena. Estas suras mequinesas suelen estar formadas por aleyas (versos) cortas, rítmicas, con una cadencia similar a la poesía preislámica. Imprecativas, se dirigen de forma directa al creyente para amonestar
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