¿Por qué hay ceremonias de inauguración y de clausura?

Estos actos ofrecen una ilustración sin precedentes de los valores olímpicos, y son uno de los elementos que componen los Juegos, al margen de otros eventos deportivos. Como celebración del deporte y la cultura y un escaparate de universalidad y de paz, las ceremonias constituyen un ritual que simboliza la unidad de cuerpo y mente.

Hoy en día la ceremonia de apertura comienza como un acto oficial. El lugar de honor es dado a los protagonistas de los Juegos, ¡los atletas! Se alinean detrás de la bandera de su país y desfilan delante de los espectadores. Como homenaje a los orígenes de los Juegos Olímpicos, Grecia tradicionalmente encabeza el desfile. La delegación del país anfitrión es el último en entrar al estadio.

Después de que el jefe de Estado del país anfitrión haya declarado inaugurados los Juegos, suena el himno olímpico y se introduce la bandera olímpica. La bandera, que a menudo es llevada por los atletas, se iza luego en el estadio. 

La llegada de la llama y el encendido del pebetero son los aspectos más destacados de la ceremonia de apertura. Una liberación simbólica de palomas representa la esperanza de la paz durante los Juegos. 

Desde los Juegos de la Olimpiada de Amberes de 1920, un atleta realiza el juramento olímpico en nombre de todos los participantes. Desde 1972, un juez hace lo mismo para los oficiales (jueces, árbitros, etc.). El texto del juramento se modificó a partir de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 para incluir una referencia a la competencia sin tener que recurrir a las drogas. 

La ceremonia oficial es seguida por un programa artístico con trajes de colores, bailes, cantos y música. A veces, la creatividad y la imaginación de los directores artísticos se iluminan a la luz de un magnífico espectáculo de fuegos artificiales. 

¡Ya sea sentado en el estadio o en su sillón favorito frente al televisor, los espectadores de todo el mundo se unen al ambiente de fiesta! 

El final de los Juegos Olímpicos está marcado por la ceremonia de clausura el último día de la competición. Desde los Juegos de 1956 en Melbourne, se lleva a cabo el desfile de los atletas juntos, en lugar del de la delegación. La bandera olímpica se entrega al alcalde de la ciudad anfitriona de los próximos Juegos Olímpicos. A pesar de que la llama se extingue, se hace la promesa de volver a reunirse dentro de cuatro años. 

Fuente:
Comité Olímpico Internacional, ¿Qué sabes de los Juegos Olímpicos?, p. 14 – 15.