Desde muy joven, Francisco I. Madero (1873 – 1913) supo lo que era el espiritismo, ya que su padre estaba suscrito a la revista fundada por Allan Kardek. En 1892 viajó a Francia y estudió directamente la doctrina espírita. Al regresar a su natal Coahuila, siguió practicando y logró convertirse en médium psicográfico y contactar con su hermano muerto.
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Madero arma una revolución
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