¡Llegaron las flores!
¡A revestirse de ellas, oh príncipes,
a adquirir su riqueza!
¡Llegaron las flores!
¡A revestirse de ellas, oh príncipes,
a adquirir su riqueza!
En el momento, ese en que nos damos,
se me olvida tu nombre y mi nombre mujer
y tú te vuelves flora y yo me vuelvo fauna.
Te recorro de norte a sur y de lado a lado,
trepo por tus enredaderas y me detengo,
en la cima de tus dos montañas.
El Hijo Eterno es el eterno Verbo de Dios. El Hijo Eterno es la expresión perfecta del “primer” pensamiento absoluto e infinito de su Padre ...