Al encontrar inicialmente la gran cantidad de queso que buscaban, Kif y Kof decoraron las paredes de la Quesera con esta frase: “Tener Queso hace feliz”.
Poco a poco el queso se fue acabando, pero ellos no se habían dado cuenta, porque estaban seguros allí. Cuando definitivamente se acabó, quedaron desolados y dijeron: “Cuanto más importante es el queso para uno, más se desea conservarlo”.
Pasaron muchos días y ellos tenían la esperanza de que alguien volviera a colocar su queso allí. Pero eso no ocurrió. Kif tenía miedo de salir a buscar más queso a través del laberinto, pero Kof decidió después de largo tiempo, salir en busca del queso. Entonces escribió: “Si no cambias, te extingues”.
Kof, finalmente asomó la cabeza y observó el laberinto con ansiedad. Pensó en cómo había llegado a aquella situación de carencia de queso. Se sentía cada vez más angustiado, y se preguntó si realmente quería volver al laberinto. Y entonces escribió: “¿Qué harías si no tuvieses miedo?”
Después de reflexionar, decidió salir en busca de nuevo queso y a medida que avanzaba por el laberinto, iba escribiendo frases de aliento para él mismo las cuales analizaba, y también por si su amigo Kif, decidia salir de la Central Quesera donde ya no había queso. Y escribió: “Huele el queso a menudo para saber cuándo empieza a enmohecerse”.
“Avanzar en una dirección nueva ayuda a encontrar un nuevo queso”.
A medida que transcurría el tiempo, Kof se sentía más seguro de la decisión que había tomado. Y escribió: “Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre.”
Kof comprendió que había sido prisionero de su propio miedo. Avanzar en una dirección nuevalo había liberado. Para sentirse más alentado, dibujaba en su mente lo maravilloso que sería cuando encontrara un nuevo queso. Y escribió: “Imaginarse disfrutando del queso nuevo antes incluso de encontrarlo, conduce hacia él”.
....Sabía que no era sólo tener queso lo que le hacía sentirse feliz. Se sentía feliz porque no lo dominaba el miedo y porque le gustaba lo que estaba haciendo en aquellos momentos. El mero hecho de saber que no permitía que el miedo lo paralizase y que había tomado una nueva dirección le daba fuerzas. Y escribió: “Es más seguro buscar en el laberinto, que quedarse de brazos cruzados sin queso.”
Antes pensaba que el queso no debía moverse nunca de su sitio y que los cambios no eran buenos. Ahora veía que era natural que se produjeran cambios constantes, tanto si uno los esperaba como si no. Y escribió: “Las viejas creencias no conducen al nuevo queso”.
Supo que, al cambiar de creencias, había cambiado de forma de actuar. Todo dependía de lo que decidiera creer. Y escribió: “Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria”.
En realidad, si hubiera previsto el cambio, en vez de perder el tiempo negando que este se había producido, probablemente ya habría encontrado lo que buscaba. Y escribió: “Notar enseguida los pequeños cambios ayuda a adaptarse a los cambios más grandes que están por llegar”.
Finalmente y luego de recorrer gran parte del laberinto, llegó a una Central Quesera donde había infinidad de quesos nuevos. Pensó que lo más importante de todo era que, cuando te quedabas sin el queso viejo, en otro lugar siempre había un nuevo queso, aunque en el momento de la pérdida no lo vieras.
Entonces escribió en la pared, para recordarlo siempre y para que su amigo Kif leyera si decidía salir en busca de un nuevo queso:
EL CAMBIO ES UN HECHO.
El queso se mueve constantemente.
PREVÉ EL CAMBIO.
Permanece alerta a los movimientos del queso.
CONTROLA EL CAMBIO.
Huele el queso a menudo para saber si se está enmoheciendo.
ADÁPTATE RÁPIDAMENTE AL CAMBIO.
Cuando antes se olvida el queso viejo, se disfruta del nuevo.
CAMBIA.
Muévete cuando se mueva el queso.
DISFRUTA DEL CAMBIO.
Saborea la aventura y disfruta del nuevo queso.
PREPÁRATE PARA CAMBIAR RÁPIDAMENTE Y DISFRUTAR OTRA VEZ.
El queso se mueve constantemente.
“La vida no es un pasillo recto y fácil por el que viajamos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasajes en el que debemos hallar nuestro camino, perdidos y confundidos, una y otra vez atrapados en un callejón sin salida. Pero, si tenemos fe, Dios siempre nos abrirá una puerta que aunque tal vez no sea la que queríamos, al final será buena para todos”.
A.J. Cronin.
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