Cinco litros de sangre circulan por el interior de nuestro cuerpo y llevan así oxígeno a cada célula y rincón del organismo.
La sangre elimina de las células el gas tóxico del anhídrido carbónico y defiende al organismo de infecciones; perder sangre es peligroso.
Una hemorragia es la salida de la sangre de los vasos sanguíneos. Puede ser externa cuando sale fuera del cuerpo a través de heridas abiertas, o interna cuando la sangre se derrama dentro del organismo. La gravedad de una hemorragia depende de la cantidad de sangre que se pierde. Cuando sangramos, gran cantidad de plaquetas se dirigen al lugar de la herida para formar una barrera, de este modo la sangre se coagula y la hemorragia cesa. La herida puede ser grave y el organismo incapaz de impedir que la sangre escape.
¿Qué hacer ante una hemorragia?
Lo primero que debes hacer en una situación así es calmarte y aclarar tu mente. De ser posible enviar a alguien por ayuda médica y tratar de calmar al lesionado. No debes mover a un herido o enfermo a menos de que sea necesario.
a) Aprieta la herida con un paño o pedazo de tela limpio.
b) Eleva la parte herida arriba de la altura del corazón cuando no exista sospecha de fractura o luxación.
c) Venda suavemente la herida, cuando la hemorragia haya cesado.
d) Supervisar (o mandar para ello a un médico o enfermer@) la curación.
Objetos encajados.
Si la hemorragia se debe a un objeto profundamente encajado (rama, varilla, vidrio), no trates de retirarlo, mejor haz lo siguiente:
a) Corta el objeto a unos centímetros de la herida. Ten cuidado.
b) Retira la ropa que rodea a la herida.
c) Pon un vendaje grueso alrededor del objeto.
d) Procurar que un médico o enfermer@ atienda a la persona herida.
Fuente: Supertareas 4 (Ed. Fernández Editores).
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