Para vivir, para crecer, es necesario alimentarse, tomar alimentos y estos alimentos realizan en nuestro organismo importantísimas funciones, dan los elementos necesarios para formar y desarrollar numerosos compuestos orgánicos que integran nuestro cuerpo y suministran las calorías necesarias para la vida. Todo mediante una serie de procesos que se efectúa en el interior de las células de nuestros órganos. Estos alimentos son desmenuzados y desintegrados paulatinamente hasta sus componentes más simples para ser absorbidos e incorporados a nuestros propios tejidos, a donde son llevados por la corriente sanguínea. A todos estos procesos de orden físico – químico que llevan a los alimentos a su transformación y absorción se le llama Digestión, y al conjunto de órgano que por medio de sus juegos digestivos, elaborados por una serie de glándulas los vuelcan con sus secreciones se le llama el Aparato Digestivo.
Los alimentos se componen de tres clases de sustancias fundamentales: Hidratos de Carbono como los azúcares, almidón, celulosas; Grasas y Proteínas además de sustancias inorgánicas, agua y sales minerales necesarios a nuestro organismo.
Al llegar el alimento a la boca, los dientes lo trituran, lo despedazan y las glándulas salivales secretan la saliva que lubrica la mucosa bocal, remoja los alimentos y ayudados por la lengua los voltea y los mezcla, formando una masa pastosa que es el bolo alimenticio, este bolo alimenticio es empujado hacia la parte posterior, la faringe para penetrar en el esófago. El hueso hioides y la parte superior de la tráquea se elevan y se comprimen ayudando a que el bolo se mueva en la dirección correcta y evitando que pudiera pasar al conducto respiratorio (la tráquea). Durante su estancia en la boca del bolo alimenticio, la saliva por medio de un fermento, la tialina, transforma el almidón en un azúcar simple que es la maltosa, al pasar al esófago, la capa mucosa que lo tapiza interiormente asegura un deslizamiento suave hacia el estómago, donde permanece de uno a cinco horas según la naturaleza del alimento y es sometido a diferentes actividades mecánicas y químicas convirtiéndolo en una pasta más fina que es llamado el Quimo.
La mucosas del estómago posee unas glándulas que segregan el jugo gástrico que tiene dos integrantes fundamentales para la digestión: el ácido clorhídrico, que disuelve ciertos elementos y crea un medio ácido, y la pepsina que es un fermento que actúa sobre las proteínas, desdoblándolas en cuerpos más simples: las peptonas y las albumosas, todo esto es favorecido por los movimientos del estómago que permite su mezcla y su progresión hacia el intestino, pasando a través de un anillo muscular a modo de válvula llamado píloro o válvula gastro – intestinal.
El Quimo ha llegado al intestino, a la primera porción del intestino delgado llamado el Duodeno donde se inicia la digestión intestinal, mediante la acción de tres jugos: El Jugo Duodenal o Intestinal producidas por las células de la pared del duodeno y posee varios fermentos: eripsina, lipasa, amildsa y maltasa; y la bilis, segregada por el hígado y almacenada en la vesícula biliar y que cumple varias funciones: emulsiónalas grasas, favorece la absorción de ciertos ácidos y excita los movimientos del intestino. La eripsina actúa sobre las peptonas y las desdobla en amino – ácidos; la lipasa desdobla las grasas; La maltasa transforma la maltosa en glucosas; la invertasa desdobla la sacarosa en fructosa y glucosa, la tripsina actúa sobre las peptonas aibumosas y los transforma en aminoácidos asimilables, la lipasa desdobla las grasas ayudada por la bilis y los transforma en ácidos grasos y glicerina; la amilasa desdobla el almidón en glucosa.
Ya el Quimo profundamente transformado se convierte en una masa muy fluida a la que se da el nombre de Quilo y a medida que la digestión se va completando, las sustancias alimenticias transformadas en otras capaces de ser utilizadas por el organismo, van siendo absorbidas por conducto de las vellosidades intestinales situadas en toda la mucosa del intestino delgado y por medio de las células absorbentes que las recubren. Las grasas pasan en parte a los vasos linfáticos y de estos al conducto torácico que las conduce al sistema sanguíneo. Las proteínas, los azúcares y las sales penetran en los capilares y de allí pasan a la vena porta que los conduce al hígado.
En el intestino grueso es absorbida el agua y las millones de bacterias que allí se encuentran atacan la celulosa de los alimentos vegetales que no es alterada por los jugos digestivos y los transforma en glucosa asimilable.
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