Una vez que ha ocurrido la fertilización, el óvulo se desarrolla hasta convertirse en semilla. Existen dos tipos de semilla, las que producen un cotiledón y las que producen dos, como es el caso de la judía o frijol.
La semilla del frijol está recubierta por una capa protectora o tegumento que tiene nervaduras. En su exterior se puede observar también la prominencia que corresponde a la raíz embrionaria o radícula, el chabazo y el hilo.
En su interior se encuentran dos cotiledones que conforman la mayor parte de la semilla y almacenan el alimento necesario para que crezca el embrión localizado en medio de ambos. El embrión consta de hojas y tallo embrionario o gémula y una raíz embrionaria o radícula.
Para iniciar el crecimiento del embrión, es condición indispensable que exista agua suficiente. La absorción de agua permite a los cotiledones nutrir al embrión cuyas células se alargan aumentando hasta cien veces su tamaño original. Como consecuencia, la semilla se hincha hasta que se desgarra el tegumento.
Lo primero que aparece es la raíz. Después aparece la plúmula o tallito y las hojas que, al salir se ponen verdes e inician su tarea de alimentar a la planta. Aquí termina el proceso de la germinación.
Las funciones de la raíz son, aferrar la planta al suelo con firmeza y alimentarla con el agua y los nutrientes que absorbe de la tierra. Se distinguen tres regiones en la raíz: la primera, cubierta por la cofia, está constituida por células que se dividen rápidamente haciéndola crecer. Hacia arriba se encuentra una zona con células que crecen solamente a lo largo, y en el tercer segmento, las células sufren los procesos de diferenciación que las transforman en tres tipos distintos: 1) células de la epidermis, 2) de la corteza y 3) del cilindro central de conducción. De la raíz primaria o ridícula surgen ramificaciones o raicillas y pelos absorbentes que contribuyen a sus funciones de nutrición.
Ya que la radícula ha completado su desarrollo aparece el primer brote con dos hojitas. Se inicia entonces el proceso de fotosíntesis por medio del cual la planta atrapa la energía de la luzpara transformar el bióxido de carbono y el vapor de agua contenidos en el aire en forma de carbohidratos (azúcares y almidones). Estos últimos son el principio de vida de la planta, los materiales de que está formada y los que necesita para crecer. En este punto, los cotiledones interrumpen sus funciones nutricionales, se marchitan y se secan. La planta se sostiene a sí misma.
El tallo crece y se hace más grueso por la división y multiplicación de las células. Entre sus funciones está la de dar soporte a las hojas, flores y frutos. También conduce los nutrientes absorbidos por las raíces y elaborados por las hojas. En la punta del tallo se encuentra el ápice de conocimiento o yema terminal donde se localizan células que, al crecer, aumentan la longitud del tallo. A lo largo de esta estructura se observan nudos de los que surgen las hojas nuevas. La parte media entre dos nudos se llama entrenudo.
Las hojas se dividen en dos partes: el peciolo que las une al tallo por un tubo o vaina y el limbo, delgado y plano donde se observan nervios y venas. Por ellas circulan los nutrientes producto de las fotosíntesis. En la superficie interior del limbo se localizan los estomas, poros que liberan el exceso de agua y el oxígeno (este último exclusivamente durante el día y permiten su ingreso durante la noche).
Entre el peciolo y el tallo, se encuentran las yemas auxiliares que más tarde conformarán ramas o flores.
En la planta de frijol adulta encontramos que el peciolo se ramifica y cada ramificación da lugar a una hojita formando una hoja compuesta. También aparecen las flores que contienen los órganos reproductores que dan origen a las semillas. Estas se encuentran dentro de las vainas y representan la culminación del ciclo reproductivo de la planta.
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