Blue Panther. Debut Profesional






“El Maestro Lagunero” debuta profesionalmente un 8 de Octubre de 1978 en el Olímpico Laguna.

Siguió en el mercado, vivía en la Colonia Josefa Ortiz, pero unas semanas después se mudaron más lejos y para entonces ya era Blue Panther. Cuenta que durante uno de sus entrenamientos cotidianos (un jueves), llegó Óscar Galindo y le dijo al Halcón que la hacía falta uno para la segunda. Su mentor volteó a verlo y le dijo: “llévate a Blue Panther”… “¿Te la echas?”, “Sí, me la echo”, respondió nuestro protagonista, quien hizo a un lado el dolor de su tobillo, lastimado desde hacía algunos días.


“El mismo Óscar Galindo me llevó en su coche esa tarde para recoger mis cosas a la casa de mi mamá, per como ella no sabía nada todavía, tuve que decirle a mi hermana Chila, que era mi cómplice, que me diera mi mochila sin que se diera cuenta, que le hiciera plática, la sacara de ahí o lo que fuera pero que me ayudara porque me tenía que ir rápido. Ella engañó a mi mamá, agarré mis cosas y salí al carro de Óscar, que me esperaba para llevarme al Olímpico Laguna (en Gómez Palacio), luché de emergente porque faltó un regio apodado ‘El Cachorro’. Me vio Marco Tulio y me dijo: ‘vístase porque va a luchar contra La Bestia’, este tipo me doblaba el peso y por si fuera poco, mal encarado; se llamaba Félix, él tenía una trayectoria de vida muy crítica pero era muy buen gladiador. Total, cuando vi a mi rival pensé que me daría hasta por debajo de los codos, me daba mucho miedo, la verdad. Me vendé bien los tobillos, subí al ring y la gente me aplaudió porque mi nombre ya sonaba en la Comarca Lagunera, ya me identificaban y estar en el Olímpico Laguna, a dónde sólo llegaban los grandes, era gran mérito. Eso fue un 8 de Octubre de 1978”.

Cuando bajó de luchar, Panther se llevó la sorpresa de su vida debido a que Marco Tulio, apenas supo que el jovencito tenía 18 años, lo mandó en ese mismo instante a Monterrey, así que Genaro le pidió que lo llevara a su casa por ropa. En el trayecto pensaba que decirle a su mamá pero sólo habló con los hermanos y pidió que le avisaran. “Agarré un par de máscaras, una chamarra, unas mallas, un pantalón, un pants y con lo que traía puesto me subí a la camioneta que nos llevaría a la Sultana del Norte.

Llegué allá a las 5 de la mañana junto con As Charro, Tawa Vera, Sunny War Cloud, Bobby Lee y Ráfaga Moreno (el de Cuernavaca), quien me preguntó: ‘¿A dónde vas a llegar, mi brother?’, sin saber qué responderle me dijo: ‘no te preocupes, te vienes conmigo’ y me llevó a la casa del Pony y su mamá, la jefa María Luisa”.

Panther se refiere a la casa de hospedaje que por años dio albergue a gladiadores de varias generaciones, misma que se ubicaba en Arteaga 640, en la capital regiomontana. Ahí llegó aquel 9 de Octubre en la mañana y cuenta que durmió en un modesto catre, junto al cuarto de Ráfaga Moreno. Ese mismo viernes se presentó en la Villa de Guadalupe, N.L; le fue muy bien en su primera lucha frente El Indio Payutla. Al día siguiente (sábado) enfrentó a Tony Cres en un duelo emergente en Cadereyta, Nuevo León y el domingo que era la buena, la prueba de fuego era nada menos que en la Monumental de Monterrey.

En aquellos ayeres, los estetas eran bastantes fríos, no le daban aliciente de ningún tipo a nadie, es más, si podían bajar la moral con un comentario duro lo hacían, quizá a manera de forjar el carácter entre los jóvenes. El caso es que la prueba estaba en puerta, pues ese día René Guajardo, líder de la División del Norte, vería por vez primera a Blue Panther; de pareja llevaba a El Cachorro, aquel que había faltado a la gira e irónicamente le había dado oportunidad a Genaro de subir al Olímpico Laguna, para medirse con Tony Cres e Indio Payutla.

Panther era un manojo de nervios, “Tulio me dijo: ‘échale muchas ganas porque te va a ver el Rey Moro’; además me impactó coincidir en el vestidor con Fishman, El Perro… se me caían los chones de verlos ahí, eran súper estrellas y tenerlos junto a mí era lo máximo. Fishman no se quitaba la máscara y yo, en un rinconcito, volteaba a verlo en medio de mi angustia. En eso me habla Marco Tulio y me dice: ‘oiga, ahí está Guajardo, le habla’… Yo ya no sabía qué hacer con tantísimos nervios, todo se me juntó: la lucha, ver a Fishman y ahora que me habla René, nomás imagínense, no podía ni verlo a los ojos.

‘¿Cómo está, ñero?’, ‘bien, señor’, respondí. ‘Me están diciendo que usted es muy bueno, a ver si es cierto’, le contesté: ‘pues hago lo que puedo’. El Halcón Suriano me inculcó mucho respeto, ante todo, desde que llegas al vestidor, subes al ring, saludas a tus compañeros y cómo les hablas; respeto a su capa, chamarra, tus botas. Por eso siempre he dicho que aquel que n respeta la lucha es porque no lo siente y es un vividor más de este deporte.

Total, que ya me fui a calentar y empecé a prepararme; Pepito Pescados, el Comisionado, avisó la primera batalla ya arriba, y yo temblaba. Empezamos a hacer un buen trabajo ‘El Cachorro’ y yo para ganarnos a la gente y el público se veía contento, pero bueno, cuando entré al vestidor, me dice Marco Tulio; ‘ahí le habla el Rey’, ‘Uy, ya valió’, pensé. Guajardo comentó: ‘hay que pagarle a este muchacho y se regresa a Torreón’, escuché eso y el ánimo se me fue al suelo, ya me van a regresar, no la hice. Toda clase de pensamientos de derrota pasaban por mi mente. Me dice Tulio: ‘mañana nos vemos en la oficina para pagarle su pasaje y su dinero’, yo no sabía nada de la oficina pero me le pegué a Ráfaga Moreno y fuimos. Me dijero que Guajardo quería hablar conmigo y me dieron un sobre con $200, que eran una lanota, nunca en mi vida los había visto juntos, por eso a partir del 8 de Octubre de 1978 me considero luchador profesional porque ya le pude dar uso a mi dinero, ya me lo pude gastar en lo que quise, ya me lo había ganado. René me ordenó volver a Torreón y seguir en contacto, me despedí de los que estaban ahí y me fui a la Central de Autobuses, triste, pero no derrotado”.

El lunes 12 de Octubre de 1978, Blue Panther llegó a Gómez Palacio y el martes se reportó con el Halcón Suriano, que por supuesto le preguntó cómo le había ido; desanimado le contó lo sucedido y que lo habían regresado. El Halcón lo tranquilizó, le dijo que no se preocupara, ni se angustiara, pues había buenas referencias suyas aunque era cuestión de esperar. No pasaron más de 3 días y el jueves 15 Marco Tulio se presentó en el gimnasio directamente, saludando a todos dijo: “nomás vengo a decirle al chaparrito que el próximo jueves está programado y se va con nosotros a la División del Norte”. Panther no lo podía creer, había cumplido la primera parte de su sueño, luchar con los grandes en los escenarios importantes del movimiento independiente.

“Mi mamá apenas como que se empezaba a dar cuenta. En la noche fuimos a la función y El Halcón me dijó: ‘ya ve, y usted que se estaba agüitando’. A partir de ese momento entrenaba todavía más y más, arriba de su vulcanizadora nos asoleábamos y mi mentor me enseño a usar el amoniaco pero qué tristeza lo que pasó aquella vez, pues lo dejé tapado en el sol, cuando él llego y lo abrió, le brincó y nos quemó a varios; desde entonces jamás volví a tocar el amoniaco”.



Fuente: Por María Teresa Medina en Luchas 2000 Año 8 Especial #34, 8 de Octubre de 2008, p. 9 – 10.

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