Las primeras máscaras

A inicios de la década de los 30, difícilmente se podía ver un luchador enmascarado en México. Es por ello que se generó una enorme expectación cuando apareció programado, apenas iniciando Marzo de 1934, un luchador a quien no se le iba a ver el rostro. Don Chon, redactor del periódico La Afición, hizo la reseña correspondiente al 2 de Marzo de 1934:

Un enmascarado va a luchar contra el olímpico Barragán en La Arena México// El programa que para el domingo próximo ha confeccionado La Arena México fue hecho a base de un singular evento de lucha libre, en el cual se enfrentará David Barragán, el luchador olímpico, a un luchador enmascarado, que como él se presentará cubierto por un capuchón, pues desea guardar su incógnita mientras no sea vencido.

Este personaje enmascarado pronto abandonó las carteleras de lucha libre. Sin embargo, gracias a la enorme visión de don Salvador Lutteroth González, quien valoró las expectativas generadas por este luchador, la adaptación de personajes incógnitos fue retomada para otros combates. Así fue como se creó uno de los referentes más importantes no sólo de la lucha libre mexicana, sino del propio imaginario cultural de nuestro país.

Posterior al evento del misterioso luchador enmascarado, hubo algunas presentaciones en El Paso, Texas de un gladiador enmascarado llamado La Maravilla Enmascarada (también conocido, en EUA, como Masked Marvel). De tres presentaciones, obtuvo tres contundentes victorias, mostrando un salvajismo poco común. El 6 de Noviembre de 1934, se enfrentó a Rag Ryan, quien de por sí era famoso por sus rudezas, pero según la crónica periodística el enmascarado estuvo cerca, incluso, de matar al luchador californiano. Los aficionados se arremolinaban para verlo en acción, esperando que alguien lograra vencerlo, pues había prometido despojarse de la máscara en cuanto alguien lo derrotara. La expectación llegó a niveles insospechados. Tales noticias llegaron a México por medio del periódico La Afición, hecho que Don Salvador Lutteroth no podía pasar por alto. Así que, a mediados del mes de Noviembre hizo un viaje especial para contratar al singular luchador que había causado tanta conmoción.

En aquellos momentos, el luchador más fuerte en la Ciudad de México era el sirio  Ben – Alí – Mar – Allah, convirtiéndolo en el candidato idóneo para enfrentarse a La Maravilla Enmascarada. No obstante, el luchador sirio se negó a combatir contra el incógnito hasta que aquel demostrara sus habilidades. Este hecho hizo enfadar al luchador enmascarado, quién a su vez argumentaba que no nada más podía vencer a uno sino a dos luchadores en una misma noche, y que, aún después, derrotaría al soberbio Mar Allah. Tras una discusión en la que también se involucró don Salvador Lutteroth, la lucha se programó para el jueves 22 de Noviembre de 1934. Pero primero La Maravilla Enmascarada tendría que luchar contra Gorman y Bauer, y si perdía con alguno de ellos se regresaría a Estados Unidos sin haber tenido la oportunidad de luchar contra el gladiador sirio. La Maravilla venció a ambos luchadores sin dificultades, ganándose así el derecho de enfrentar a Mar Allah. Este encuentro se efectuó en La Arena Nacional con un lleno impresionante. El ganador resultó ser el luchador enmascarado. Los enfrentamientos entre estos dos rivales fueron muy dispersos, puesto que La Maravilla Enmascarada tenía que cumplir compromisos de luchas en Estados Unidos. Sin embargo, el pique continuó y se acrecentó a tal grado que para el jueves 5 de Noviembre de 1936, en La Arena Nacional, se efectuó el encuentro donde La Maravilla expuso finalmente su máscara. La afición del miércoles 4 de Noviembre de 1936 tituló en su primera plana: “Si pierde Alí se rasurará y el enmascarado se quitará la capucha en caso de ser derrotado”.

La Maravilla Enmascarada fue derrotado, el júbilo estaba desbordado en La Arena Nacional, todos querían saber quién se escondía detrás de aquella máscara roja. Por fin, se resolvería una rivalidad de mucho tiempo, la cual había provocado numerosas tensiones. Sin embargo, nadie pudo descubrir la verdadera identidad de La Maravilla; así lo comentó Fray Nano en la edición del viernes 6 de Noviembre de 1934 de la Afición:

Ben Alí exigió el cumplimiento del trato. Y mientras el réferi le ayudaba, el sirio le arrancó a pedazos la máscara. Pero esta se la sujeta la piel con tiras de tela adhesiva para que no se mueva y dichas tiras, aunque fueron arrancadas también, dejaron manchas en la cara que hacían imposible la identificación del ahora desenmascarado. […] ¿Quién es? Se preguntaban todos. […] Algunos creyeron ver en él a Bobby Sampson, otros a Ciclón Mackey, algunos a Eddie Wolf.

El segundo luchador mexicano en enmascararse, aunque el primero en utilizar esta modalidad de manera excepcional al darle un toque singular de misterio y simbolismo, fue el Murciélago Enmascarado. Él era un extravagante luchador que aterrorizaba en las arenas al sacar de su capa tarántulas y murciélagos, formando a su alrededor una nube negra y dando toque fúnebre a cada una de sus presentaciones. También recitaba poemas y narraciones filosóficas sobre el ring. Tuvo una rivalidad muy fuerte con “el villano de Mixcoac”, Merced Gómez. Sus luchas eran verdaderamente salvajes ya que ninguno de los dos escatimaba en rudezas y brutalidades. El Murciélago había declarado en público que cuando Merced lograra vencerlo se despojaría de la máscara. Esto ocurrió el 26 de Febrero de 1939, cuando, entre forcejeos, Merced logró quitarle la máscara negra a El Murciélago, quien tenía un gran parche de tela adhesiva que impidió verle el rostro. El Murciélago siguió luchando con máscara, desobedeciendo la regla de develar su rostro y nombre verdadero. Para el 14 de Julio de 1940 se volvió a pactar un encuentro de máscara contra cabellera, pero ahora entre Octavio Gaona y El Murciélago Enmascarado. Este último volvió a perder, y ahora si develó la incógnita, mostrando, por fin, su verdadera identidad: Jesús Velásquez Quintero.

De este modo, la máscara fue convirtiéndose en la posesión más preciada de un luchador. Perder la máscara significa que la gente conozca el verdadero rostro y el nombre real de su detentenador, lo cual es un duro golpe en la carrera profesional de cualquier luchador. No obstante, cabe señalar que hay casos excepcionales en los que esta pérdida se traduce en un beneficio para el gladiador.

Otras dos inolvidables luchas de máscaras de aquella época fueron: el domingo 18 de Enero de 1942, en la antigua Arena México, donde Firpo Segura le ganó a El Enmascarado Rojo, quien dijo llamarse Miguel King; y el viernes 19 de Febrero de 1943, nuevamente en La Arena México, cuando se enfrentaron el Charro Aguayo y el Fantasma Dorado, el cual terminó revelando el nombre de Billy Canny.


Fuente:
CMLL – 85 Años. Lucha Libre, Ed. AM Editores, p. 45 – 48.








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