Mendelssohn era muy talentoso, aunque también algo obsesivo: tardó doce años en componer su tercera sinfonía y dejó marcas de revisiones constantes en la cuarta (en esto se parece a Proust, quien tardó casi la misma cantidad de tiempo en escribir ‘En busca del tiempo perdido’ y murió sin acabar de revisar el manuscrito por centésima vez).
En Mayo de 1847 murió Fanny, su hermana, lo que le causó una gran tristeza que, aunada a un ritmo de trabajo exhaustivo y viajes constantes, provocó su muerte casi seis meses después, cuando tenía 38 años de edad. Su ‘Cuarteto en fa menor’ quedó sin terminar; lo había compuesto como réquiem para su hermana.
Su ‘Sinfonía No.3 en la menor’, Op. 56’, es conocida como “Escocesa” porque el propio compositor se refirió a la obra en esos términos en una carta, pero en la partitura no hay ninguna referencia a ese nombre. Es interesante que en estricto sentido, la ‘Escocesa’ es en realidad su quinta y última sinfonía (Mendelssohn la terminó en 1842, aunque la había comenzado en 1929). Él mismo la dirigió por primera vez en la Gewandhaus de Leipzig el 3 de Marzo de 1842. Después de esta función le hizo unas revisiones más a la partitura y dos semanas después la dirigió Karl Bach, director de la Ópera de Leipzig. La partitura está dedicada a “S.M. La Reina Victoria de Gran Bretaña e Irlanda”.
Fuente:
Por Gerardo Piña en Revista Algarabía No. 125 Febrero 2015, p. 15.
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