La introducción es solemne, como un himno que abre paso a los violines del andante indicado por el autor.
Luego viene un silencio, después del cual inicia el ‘allegro’ con la indicación de ‘agitato’ y poco después, durante veintiún compases, ‘pianissimo’. De hecho, la sinfonía tiene indicado ‘pianissimo’ como dinámica preponderante – inicia con un ‘fortissimo’, que sólo acentúa lo suave del resto, lo cual le da un carácter oscuro y denso, muy adecuado para el paisaje que describe, pues pocos lugares son tan lúgubres como Escocia. En cuanto a la velocidad, prácticamente todo el primer movimiento se interpretará ‘assai animato’. Es paradójico que lo lúgubre se transmita con un tempo así; sin embargo, esto presenta uno de los retos de los directores: separar, como lo indica el compositor, lo animado de la velocidad de lo lúgubre de la intensidad de la ejecución.
Fuente:
Por Gerardo Piña en Revista Algarabía No. 125 Febrero 2015, p. 19 – 20.
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