Difícil tarea encontrar “datos inéditos” de la saga cinematográfica más popular del siglo XX, que no sean ya del conocimiento público. Sin embargo, he aquí varias curiosidades de Star Wars (1977) – también conocida como Episodio IV: Una nueva esperanza – que buscan, si no sorprenderlo, que le sirvan de tema de conversación o simplemente como entretenimiento.
La película.
· En principio, George Lucas – creador de la saga – quería ser corredor profesional de automóviles, hasta que un aparatoso accidente lo hizo optar por la carrera de cine.
· Durante su convalecencia, Lucas descubrió los libros de Joseph Campbell sobre los mitos de las culturas originarias, y de ahí tomó los arquetipos para crear sus personajes.
· La idea de “empezar” por el episodio IV, surgió de las “matinés de sábado” de Buck Rogers y Flash Gordon de los años 40, y que se presentaban por capítulos – no siempre en orden numérico.
· Antes del estreno, la 20th Century Fox le exigió a George Lucas que cambiara el título Episodio IV por el de Star Wars, pues podría confundir al público sobre qué había pasado con las tres primeras partes.
· Las escenas de combate están basadas en documentales y películas alusivas a la II Guerra Mundial, como Flying Tigers (1942), Flying Leathernecks (1951), y Battle of Britain (1969).
· Los sonidos de las naves y las armas se obtuvieron con artefactos cotidianos y antiguos: secadoras de pelo, cables de acero, proyectores de cine, motores y radios descompuestos, todo alterado por medio de las velocidades de grabación y reproducción.
· Tan sólo en el año de su estreno, Star Wars recaudó más de 79 millones de dólares en taquillas, equivalentes a más de 300 millones de dólares actuales.
· Fue la primera cinta de ciencia ficción – y la única de la saga – en ser nominada a Mejor Película para los Premios de la Academia – Oscar.
· Antes de su estreno, Star Wars estaba condenada a ser un fracaso: sólo 40 cines en los Estados Unidos pidieron una copia de la cinta a la 20th Century Fox.
Fuente:
Por Carlos Bautista Rojas en Revista Algarabía No. 88 Enero 2012, p. 22 – 23.
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