Era muy joven Ixtlilxóchitl cuando ocupó el trono de Texcoco. Venció a Tezozómoc, rey de Azcapotzalco; pero le perdonó la vida. Tezozómoc, en cambio, lo traicionó. Ixtlilxóchitl huyó con su hijo Netzahualcóyotl.
Poco tiempo después Ixtlilxóchitl fue asesinado: su hijo Netzahualcóyotl se salvó escondiéndose en la copa de un árbol.
Tezozómoc se convirtió entonces en el dominador de Texcoco; pero después Netzahualcóyotl recuperó el trono de Texcoco.
Fue poeta y filósofo. Se dice que llegó a la idea de un dios invisible, que no puede ser representado, al cual se da el nombre de Tloque Nahuaque, o sea “el dueño de la cercanía y del contorno”. Otro nombre de esta divinidad era ipalnemoani: “por quien todo vive”. Esta noción es más antigua que Netzahualcóyotl. Lo más que puede atribuirse a este rey es que intentara restaurarla entre el pueblo. De acuerdo con lo que escribió uno de sus descendientes, el historiador don Fernando de Alva Ixtlixóchitl, Netzahualcóyotl era gran patrocinador de las ciencias y de las artes.
Fuente:
Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo. Tercer Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 39.
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