La Revolución Constitucionalista

Asesinados Madero y Pino Suárez, Victoriano Huerta se adueño de la Presidencia. Esto, en lugar de apagar el impulso revolucionario, lo avivó más. Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, e Ignacio L. Pesqueira, gobernador interino de Sonora, no reconocieron al gobierno usurpador y se levantaron en armas. Carranza lanzó el Plan de Guadalupe.

 

Conforme al Plan de Guadalupe debía restablecerse en el país el orden constitucional. Por esa razón se llamaron constitucionalistas las tropas revolucionarias, y a Venustiano Carranza, cabeza del movimiento, se le denominó Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

 

La lucha volvió a extender; la dirigían varios caudillos: Álvaro Obregón, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Pablo González, Eulalio Gutiérrez y otros muchos, que luchaban, por separado, en diversas regiones de México.

 

El ejército constitucionalista, formado principalmente por campesinos, algunos obreros, y, en Sonora, por buen número de yaquis y mayos, derrotó, casi sin cesar, a las fuerzas de Victoriano Huerta. Así fue creciendo hasta hacerse irresistible.

 

Álvaro Obregón, jefe de los constitucionalistas en el Noroeste, consiguió, tras una serie de acciones más importantes cada vez, inmovilizar en Guaymas y Mazatlán dos divisiones enemigas, lo cual le permitió seguir avanzando hacia Nayarit, Colima y Jalisco

 

Francisco Villa, que al principio de la lucha se internó en Chihuahua con sólo nueve hombres, llegó a tener bajo su mando más de treinta mil, con los cuales, después de movimientos estratégicos brillantísimos, que le permitieron aniquilar a varios ejércitos huertistas, avanzó hacia el Centro.

 

Lucio Blanco, Pablo González, Luis Caballero, Eulalio Gutiérrez, y otros, fueron adueñándose del Noreste. Emiliano Zapata extendió su dominio por Guerrero, Morelos, Puebla y el Estado de México.

 

Hubo grandes batallas, principalmente las de Santa María, Ciudad Juárez, Tierra Blanca, Ojinaga, Torreón, San Pedro de las Colonias, Paredón, Zacatecas, Orendáin.

 

En Junio de 1914 se suscitó una desavenencia entre Carranza y Villa. Para resolverla se efectuaron las Conferencias de Torreón entre representantes de Villa y de Pablo González. El resultado de las pláticas fue un convenio que ponía fin al conflicto y que, además, fijaba las bases de las reformas que la Revolución debía hacer en favor de los campesinos y los obreros, y proponía que se reuniera una convención para elegir al Presidente Provisional tan pronto como la Revolución triunfase.

 

El 15 de Julio de 1914, Victoriano Huerta comprendió que su causa estaba perdida irremisiblemente, renunció a su puesto y, ya para abandonar el país, puso la situación en manos de Francisco S. Carvajal, que hasta cinco días antes había sido magistrado de la Suprema Corte de Justicia.

 

Carvajal quiso concertar con los revolucionarios un convenio para entregarles, mediante ciertas condiciones, los restos de poder que había recibido de Huerta; pero todos los caudillos a quienes se dirigió (Carranza, Obregón, Villa, Pablo González) le contestaron que la rendición del régimen instaurado por Huerta tenía que ser incondicional.

 

Entre tanto, las tropas revolucionarias habían llegado hasta el Valle de México. Carvajal decidió entonces abandonar el mando; lo entregó al general José Refugio Velasco, y se dirigió a Veracruz, para embarcarse hacia el extranjero.

 

El mismo día de la salida de Carvajal (13 de Agosto de 1914) los representantes de José Refugio Velasco y los del Ejército Constitucionalista firmaron en Teoloyucan, a treinta kilómetros de la capital de la República, el documento que establecía la forma en que la Ciudad de México y los restos de las tropas de Victoriano Huerta se entregaban a la Revolución. Firmaron aquel documento los generales Álvaro Obregón y Lucio Blanco, en nombre de las tropas revolucionarias, y el general Gustavo Adolfo Salas y el vicealmirante Othón Blanco, en representación de las fuerzas y la armada que habían servido a Huerta.

 

Carranza entró en la Ciudad de México el 20 de Agosto de 1914. Cumpliendo a medias lo convenido en las Conferencias de Torreón, reunió una junta de generales y gobernadores para el nombramiento del Presidente provisional. Pero todos los generales adictos a Villa rehusaron asistir y exigieron que la Convención se celebrara en Aguascalientes. Así se hizo.

 

Como aún estaba en pie la pugna entre los carrancistas y los villistas, la Convención de Aguascalientes, a la cual asistieron también los representantes de los zapatistas, resolvió:

 

·         Que Carranza y Villa quedaran separados de sus puestos.

·         Que Eulalio Gutiérrez fuera el Presidente Provisional.

 

Ni los carrancistas ni los villistas llevaron adelante la primera de esas dos disposiciones; y en cuanto a la segunda, sólo la acataron Villa y Zapata y los partidarios de ambos. Esto dio motivo a que Eulalio Gutiérrez, con el apoyo de Villa, avanzara sobre la Ciudad de México, y a que Carranza, seguido por Obregón y Pablo González, se retirara hasta el puerto de Veracruz, donde instaló la Primera Jefatura.

 

Eulalio Gutiérrez, Presidente de la República nombrado por la Convención, entró en la Ciudad de México, acompañado de Francisco Villa, el 3 de Diciembre de 1914. Con ellos venían varios de los ministros que Gutiérrez había nombrado: José Isabel Robles, José Vasconcelos, Felicitos Villarreal, Paulino Martínez y Valentín Gama. Días después, Lucio Blanco aceptaría ser también miembro del gabinete.

 

El 4 de Diciembre se reunieron en Xochimilco Francisco Villa y Emiliano Zapata, quienes nunca se habían visto antes, y el día 6, las tropas de ambos caudillos desfilaron por las calles de la Ciudad de México.

 

En ese estado las cosas (instalado Carranza en Veracruz, y en la Ciudad de México el gobierno de la Convención) siguió la disputa entre las facciones villista y zapatista por un lado, y la carrancistas por el otro. Pero de allí a poco, el choque entre los dos distintos modos de ver se convirtió en una tremenda lucha armada que duraría varios meses.

 

Durante el mes de Abril de 1915, Obregón rechazó a Villa en Celaya y luego lo derrotó allí mismo y en Trinidad, hechos cuya importancia resultó ser muy grande porque sirvieron de base al triunfo de los carrancistas, a pesar de que Villa y Zapata nunca fueron totalmente vencidos (Zapata moriría asesinado el 10 de Abril de 1919, en Chinameca, Estado de Morelos, y Villa el 20 de Julio de 1923, en Parral, Estado de Chihuahua).

 

Carranza había expedido en Veracruz, el 6 de Enero de 1915, la Ley sobre dotación y restitución de tierras, conducta que también siguió Villa al firmar en Aguascalientes, en el mes de Abril, otra ley agraria.

 

A medida que el país fue quedando bajo el dominio de Carranza, éste robusteció su gobierno; pero pasó algún tiempo antes que la Revolución pudiera dar forma legal a todas sus aspiraciones. Esto se hizo al reunirse en Querétaro, a partir de Noviembre de 1916, el Congreso Constituyente.



Fuente: 
Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo. Cuarto Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 163 – 167. 
App CONALITEG Digital. Generación 1960. Cuarto Grado. Mi libro Historia y Civismo.

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