Un largo viaje al país vecino

La Copa de 1917 tuvo numerosas particularidades, como la repetición en el orden de la tabla de posiciones de la edición anterior, pero también, acorde con los tropiezos que se producían, casi se produjo un hecho que hubiera deslucido el cierre, porque Argentina no pudo contar con todos sus jugadores para la final, ya que debían retornar a sus trabajos habituales.

Entonces alcanzó a reunir un equipo improvisado que se trasladó a Montevideo vía barco de guerra y un precario tren, en un penoso viaje que, no obstante, permitió llegar en el momento justo, a las 15:15 horas del 10 de octubre de aquel año, día señalado para que se jugara a final. Y ocurrió envuelto en una sonada ovación que le brindaron las 40 mil personas asistentes.

Se impuso Uruguay 1-0 con el solitario cabezazo de Héctor Scarone, luego de un pase de Pascual Somma. Los Celestes, si bien se mostraron superiores, tuvieron que resolver un serio problema cuando el portero Cayetano Saporiti debió retirarse lesionado a los 70', ingresando en su lugar e! defensa Manuel Várela.

Brasil se erigió en organizador de 1919, y también en el campeón. Los brasileños tenían un potencial que ya iba insinuando lo que harían en años posteriores, Para la ocasión, estrenaron el Estadio Laranjeiras, del aristocrático Club de Regatas Fluminense, aunque debieron esperar a un juego de desempate con Uruguay para consagrarse.

El único gol llegó por medio de Arthur Friedenreich, algo así como un Pelé de aquella época, que se dice consiguió mil 300 tantos a lo largo de su carrera. Esta anotación, una de las más significativas que hizo, llegó a los 122 minutos, luego de dos tiempos suplementarios de 30 minutos cada uno.

Hubo un hecho muy ingrato que se recordaría para siempre. En el juego ente Uruguay y Chile, disputado el 17 de mayo, el arquero celeste, Roberto Chery, sufrió la estrangulación de una hernia, lo que le causó la muerte 13 días después en un hospital. Sólo tenía 23 años. Para los uruguayos fue "el primer mártir del fútbol". Poco después, durante un partido homenaje, los jugadores argentinos vistieron la playera Celeste y los brasileños la de Peñarol, el club del infortunado portero, en un notable gesto de solidaridad.

Llegó una nueva consagración para Uruguay en 1920. En esta oportunidad lo hizo en Valparaíso, Chile, aplastando en la segunda fecha a Brasil 6-0, y decretando lo que sería el peor resultado de la historia para el derrotado.

En 1921 llegó el turno de Argentina, coronándose con el arco Invicto, dentro de un desarrollo que siguió cantando con cuatro participantes al debutar Paraguay, a la vez que desertó Chile por problemas internos en su fútbol. Los guaraníes vencieron a Uruguay, iniciando una costumbre que se repetiría hasta ganarse el apodo de Lo sombra negra de los orientales.

Hubo dos jugadores que destacaron especialmente en el campeón, uno fue el interior derecho Julio Libonatti, de Newell’s Old Boys, autor de un gol en cada juego. El otro resultó ser Pedro Calomino, delantero que aplicaba la bicicleta, algo que hacía cuando llevaba el balón a gran velocidad al borde de la línea de cal, mientras pegaba un salto repentino que simulaba un pedaleo, para frenar y golpear de toco la pelota.

En 1922 Brasil levantó la mano con el deseo de ser el organizador y así celebrar el Centenario de su Independencia. Tras el debut, sufrió la lesión de Friedenreich, pero conservó al capitán Fortes y contó con el retorno de los campeones del 19 como Amílcar, Ñeco y Heitor Domingues. Con ellos volvió a la coronación.

Para poder quedar en lo más alto tuvo que desempatar con Paraguay, además de verse beneficiado por el retiro de Uruguay, que cayó nuevamente con los guaraníes y se sintió perjudicado por el árbitro. Argentina no alcanzó un lugar destacado debido a que su fútbol estaba dividido y no pudo tener a sus principales figuras, sin embargo, Juan Francia fue máximo artillero con cuatro goles. Chile completó el lote de cinco participantes, algo que sucedió por primera vez.

Y todos cumplieron, porque los Celestes ganaron invictos la Copa (con Ángel Romano y Pascual Somma como tetracampeones), después viajaron a Francia y en ese país también treparon a lo más alto en los Olímpicos de 1921. En cuanto a Brasil, todavía seguía dividido entre paulistas y cariocas, por lo que no ofreció un equipo de gran poderío.

Paraguay organizó la confrontación de 1921, pero como no contaba con un estadio a modo y la infraestructura hotelera necesaria, decidió ser anfitrión en Montevideo, Uruguay, capitalizando el aura de éxito que arrastraban los orientales, que venían de adjudicarse los Juegos Olímpicos.

Al asegurarse el éxito económico, los paraguayos levantaron un estadio en Asunción al cual denominaron Uruguay. Años más tarde el coloso pasó a llamarse Defensores del Chaco. En cuanto a los uruguayos, elevaron su quinta corona con Pedro Petrane repitiendo el liderato de goleo, ahora en solitario.

Como el encuentro de cierre siempre estaba reservado a los celestes y los argentinos, el cuadro local pudo consagrarse ante su máximo rival, aunque esto fue luego de un 0-0 donde tuvo una sensacional actuación el portero de Boca Juniors, Américo Tesoriere. Tan inspirada fue su labor que al cabo del lance lo levantaron en andas Ángel Romano y Alfredo Zibechi, del conjunto anfitrión.

La Copa de Argentina 1925 tuvo un retroceso porque sólo se presentaron tres equipos (el local, Brasil y Paraguay), decidiendo que todos se enfrentaran dos veces. Mientras tanto Chile y Uruguay no pudieron asistir debido a problemas internos en sus asociaciones.

Con ocho futbolistas de Boca Juniors, el elenco albiceleste se adjudicó el certamen el día de Navidad, algo que motivó las protestas de la prensa y la afición. Manuel Seoane, de los campeones, fue el máximo anotador, convirtiendo el primero y también el último gol del torneo. Boca también cobijó tres partidos de la justa, mientras que los otros tuvieron lugar en Sportivo Barracas.

En Chile 1926 volvieran a reunirse cinco países, ausentándose Brasil, pero efectuando su estreno Bolivia. La alegría mayor quedó en poder de Uruguay, que goleó a Bolivia 6-0 y a Paraguay 6-1. En tanto el local quedó segundo junto a Argentina, en la que resultó su mejor actuación desde que iniciara el certamen.

Los chilenos, en el partido debut aplastaron 7-1 a los bolivianos, con un gol olímpico de Humberto Moreno, además tuvieron en David Arellano al goleador del torneo, con siete tantos. El delantero de Coló Coló sería inmortalizado después de un trágico suceso, al morir, luego de recibir un rodillazo en el abdomen durante un juego en Valladolid, España.

Perú entró en la competición, siendo el séptimo país de la historia en inscribirse, y además se erigió en organizador de una justa que contó con cuatro aspirantes al título. Pero también realizó su primer partido oficial como Selección, cayendo ante Uruguay 1-0. Por cierto, el elenco oriental vivió una auténtica aventura para llegar a tierras incas.

En principio viajó a Buenos Aires en vapor, se unió a la delegación argentina y ambos siguieron en tren hasta Mendoza, al Noroeste. Atravesaron la Cordillera de los Andes en autobús hasta Valparaíso, Chile, y luego se trasladaron en barco hasta el puerto del Callao, muy cerca de Lima, la ciudad sede.

El título fue para Argentina, que se impuso invicto a sus tres rivales, en una disputa donde hubo gran cantidad de goles. El 9-0 de Uruguay a Bolivia fue una prueba elocuente, anotándose cuatro goles en cinco minutos (entre el 65' y el 69'), y registrándose un promedio de anotación de 6.17 por partido.

Fuente:
Por Marcelo Assaf en Caras Sports, ‘Copa América Argentina 2011’, Ed. Televisa, p.10 – 14

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