Culto varonil.
Los juegos más importantes de todos se llevaban a
cabo en Olimpia entre las fechas que hoy equivalen al 6 de agosto y el 19 de Septiembre.
Eran tan destacados que los historiadores antiguos medían el tiempo con los intervalos
entre unos juegos y otros. Esos intervalos son lo que propiamente se llaman
Olimpiadas. Los Juegos formaban parte de un festival religioso en honor a Zeus,
en la ciudad estado de Elis. El primer campeón que registra la historia fue
Corebo de Elis, un cocinero que triunfó en la carrera de relevos en 776 a.C.
Sabemos también que en aquella época los Juegos consistían en una sola competencia: una carrera por la pista de Olimpia. La carrera, llamada ‘stada’, abarcaba 192 metros y de su nombre surgió la palabra 'estadio'. En las décadas siguientes se añadieron nuevas disciplinas, como la lucha, el pentatlón y el pugilato, introducido en 688 a.C. La práctica conocida como pancracio era un brutal enfrentamiento físico en el que todo estaba permitido (patear, golpear, torcer los miembros y hasta estrangular al oponente). Lo único prohibido era morder o presionar los ojos del contrincante con los dedos. No existían deportes con pelota o practicados en equipo; las carreras de carros y caballos se introdujeron poco después en una zona especial del estadio: el hipódromo.
En las primeras etapas, los Juegos se desarrollaban en una sola jornada. Posteriormente se extendieron a cuatro días y en el quinto se llevaba a cabo la entrega de premios y un banquete de clausura. Los participantes tenían que ser varones griegos. En su mayoría competían desnudos pues, de acuerdo con aquella cultura, el cuerpo del hombre era la máxima expresión de la belleza y la perfección física. También tomaban parte en ellos algunos habitantes de las colonias griegas en Asia y África. Algunos se preparaban durante meses para lograr su máximo desempeño. Aunque el premio era tan sólo una corona de laurel, el prestigio que daba la victoria significaba una serie de privilegios en sus lugares de origen. Las mujeres no podían participar en los Juegos y, al parecer, ni siquiera acudir como espectadoras.
Fuente:Muy Interesante – “Gran Libro de las Olimpiadas. De Atenas 1896 a Beijing 2008”, Ed. Televisa, p.6.
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