Una vez le correspondió a un asno cargar una imagen de un dios por las calles de una ciudad para ser llevada a un templo. Y por donde él pasaba, la multitud se postraba ante la imagen.
El asno,
pensando que se postraban en respeto hacia él, se erguía orgullosamente,
dándose aires y negándose a dar un paso más.
El
conductor, viendo su decidida parada, lanzó su látigo sobre sus espaldas y le
dijo:
- ¡Oh,
cabeza hueca, todavía no ha llegado la hora en que los hombres adoren a los
asnos!
Moraleja: Nunca tomes como tuyos los méritos
ajenos.
Fuente:
https://es.wikisource.org/wiki/El_asno_que_cargaba_una_imagen
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