Alemania 2006. De nuevo, en Octavos

Por cuarta ocasión consecutiva, México saltó la primera ronda, sólo para perder inmediatamente después ante Argentina en los tiempos extra. 

El estado de ánimo se traduce como un factor determinante para el desempeño de cualquier selección en un Mundial. Para los jugadores mexicanos en Alemania 2006, el duro golpe que vivieron al acompañar a su portero estelar Oswaldo Sánchez, tras el fallecimiento de su padre, a tan sólo unos días de arrancar su actuación en la Copa del Mundo, se tornó en un aliciente para competir con mayor intensidad.

“Es inevitable sentirse mal cuando a un amigo le suceden cosas malas. El día que Oswaldo recibió esa mala noticia el ánimo se nos fue para abajo y fue general. Seguíamos entusiasmados, pero con una gran piedra en el zapato hasta antes de que nos determinaran si iba a regresar para jugar o no, pero al verlo reponerse de su pérdida y enfrentar lo que para él era un gran sueño, todos nos contagiamos de energía y salimos a ganar”, compartió Antonio Naelson ‘Sinha’.

Oswaldo se agrandó con varias atajadas claves que permitieron a los mexicanos asentarse en la cancha durante el primer compromiso ante Irán. Con el marcador igualado 1 – 1 al medio tiempo, el técnico Ricardo Antonio La Volpe hizo ingresar a Sinha a la cancha, lo que determinó el rumbo del cotejo.

Un gol puede significar la alegría de todo un país, sobre todo cuando determina el triunfo, ese fue precisamente el mérito de la anotación de Sinha contra los iraníes. La hazaña significó también el pase directo del deportista a la historia del futbol y es que lo convirtió en el primer nacionalizado mexicano en anotar un gol en una Copa del Mundo.

“Recuerdo el gol contra Irán de una forma muy especial, es algo que simplemente nunca olvidaré y que me sigue llenando de orgullo, sobre todo porque sé que fue una acción que animó el corazón de todos los mexicanos que se encontraban pendientes del encuentro”, recordó el brasileño naturalizado mexicano.

Ante Angola sólo quedó el rostro desencajado de La Volpe con todo y corbata estampada con un dragón naranja, amuleto del triunfo contra Irán. La cábala no sirvió para nada y México dominó, pero fue incapaz de crear oportunidades claras de gol.

“Lo intentamos pero no cayó el gol; de haberlo conseguido habría sido un juego perfecto; sin embargo creo que nadie del equipo quedó satisfecho con el resultado”, declaró Oswaldo ese día en Hannover.

Aún así, la porra mexicana en tierras alemanas no se desanimó y fue una de las más vibrantes en cualquier tribuna.

“Los mexicanos eran los que más se destacaban, recuerdo que antes del primer partido nos asomamos a la calle que teníamos frente al hotel y fue impresionante ver que estaba llena de banderitas mexicanas, fue algo verdaderamente impresionante, porque me di cuenta que estaban ahí por nosotros y que no les importaba buscar una entrada al doble de su precio para estar en el partido y echarnos porras. Luego de ver eso era imposible no querer salir a dejar el alma en la cancha”.

En la cancha, el nivel de juego de la Selección marchó en ruta decreciente. Los suplentes portugueses, ya calificados a la siguiente ronda, sólo necesitaron una descolgada para demostrar que hay que concretar y no sólo pasear el balón.

Una inocente mano del capitán Rafael Márquez incrementó el lapidario 2 – 0. “Sentí que me había ganado el brinco”, explicó el jugador del Barcelona.

Más tarde, Bravo se encargó fallar un tiro desde los 11 pasos, lo que hubiera significado el empate.

México jugó su mejor partido ante Argentina, partido donde La Volpe mostró con Andrés Guardado como reservó su mejor carta con la esperanza del quinto partido.

Márquez puso a México al frente al minuto 6, pero el manejo del partido no es el fuerte de los aztecas y Hernán Crespo empató cuatro minutos más tarde. El partido se alargó tenso y sin un claro dominador hasta los tiempos extra, cuando un soberbio disparo de Maxi Rodríguez desde un extremo del área puso a cada Selección en su lugar.

“Las cosas se hicieron bien, pero nos faltó gol, concretar al final”, dijo Márquez.” México hizo un buen papel en el Mundial (Alemania 2006), contra Argentina no merecía perder; sin embargo, quedó fuera”, señaló Guille Franco.

La Volpe, quien prometió que el Tri jugaría por primera vez en su historia el quinto partido de una Copa del Mundo fuera de casa, dejó la Selección para embarcarse en una errática aventura con el Boca Juniors, que también terminó con números rojos.

“Quiero dejar huella y hacer historia, quiero que el futbol mexicano quede muy arriba”, aseguró el técnico antes de la Copa. Palabras para el archivo muerto.

Sinha compartió que el ambiente general que se vivió en el vuelo de vuelta no fue el de derrota y hasta se tomaron con alegría las horas que permanecieron varados en el aeropuerto de Francia.

“De regreso obviamente el ambiente no fue el mismo, lo peor es que tuvimos que hacer una escala en Francia y ‘El Cabrito’ y tres o cuatro más, incluido yo, resultó que no teníamos los boletos para subir al avión y regresar a México. Al final los de la federación lo arreglaron y, aunque terminados riendo, la verdad es que lo que queríamos era regresar.”

“En México la gente nos recibió muy bien, si bien es cierto que no logramos el resultado que queríamos o el que todos estaban esperando, cuando llegué al aeropuerto ninguna de las cosas que recuerdo diría que fueron de reclamo, todo lo contrario, nos hicieron sentir como verdaderos ganadores”.

Fuente: 
Por David Cáliz en Récord Especiales, ‘Todo sobre Sudáfrica’, Ed. Notmusa, p. 132 – 133.

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